Con su séptimo disco en estudio, Wilco (the album), la «banda de cabecera »de Obama consolida su reputación como el grupo con más credibilidad de lrock de hoy. Hablamos con su líder, Jeff Tweedy.
En los días caníbales que rondaron a muerte de Michael Jackson, con las cinco sentidos planetarios sobre el cadáver del muñeco roto, algo alentador sucedió en las grandes tiendas virtuales de venta de música de los Estados Unidos. Un sexteto de rock clásico quebró el monopolio del mercadeo mortuorio y se coló en los charts con un acelerado canto de esperanza: Toma estos brazos aurales abiertos / Este hombro sónico para que llores / Wilco te ama. La canción se llama Wilco (the song) y el disco Wilco (the album). A veces estás tan feliz que tu nombre deja de ser tu ememigo y puedes gritarlo una vez tras otra.
Jeff Tweedy cumplirá 42 años en agosto. “Me siento mucho mejor que cuando tenía 32. Es incluso probable que me sienta mejor que cuando tenía 22”, dice a este diario el cantante-guitarrista-compositor y líder de Wilco en una conversación telefónica Madrid-Denver. Pregunta: “¿Siente usted entonces que crece hacia atrás?”. Respuesta: “Sí, soy un personaje tipo Benjamin Button”, contesta con una risa en cuyos intervalos aún carraspean los excesos del pasado. Sólo una voz rota puede hacer del aire un fonema.
Hace cinco años a Tweedy le colocaban un barreño tras el escenario para que pudiese vomitar entre canción y canción. Era adicto a los analgésicos y los tranquilizantes. Padecía de migrañas crónicas, ansiedad, depresión y ataques de pánico. Ahora está limpio. Ni siquiera fuma y ha engordado. Sólo el pelo es el mismo: un galimatías. Pese a la salud, sigue teniendo pinta de obrero y una credibilidad pública por encima de toda duda. El presidente Barack Obama considera a Wilco su “banda de cabecera”.
El séptimo álbum en estudio del grupo de Chicago, recién editado en España, es una prueba concluyente de un exquisito momento creativo. El disco confirma, como Sky Blue Sky (2007), la armonía casi alquímica de Tweedy con los cinco músicos que le acompañan: John Strirrat (bajo), Mikael Jorgensen (teclados), Pat Sansone (guitarra, teclados) y, sobre todo, el par de virtuosos Glenn Kotche (uno de los percusionistas más innovadores del mundo) y el feroz y enorme guitarrista Nels Cline.
Ya no habitan en la neblina épica y deconstructiva de Yankee Hotel Foxtrot (2002), el disco que casí les costó la vida (“por mucho que algunos quieran que volvamos a hacer algo como aquello, eso no va a pasar. Y punto”, dice tajante Tweedy).
Ninguno de los géneros en los que intentaron catalogarles –country alternativo, americana…– es más que una simpleza de wikipedistas. Tweedy tiene ante sí el camino que diferencia al verdadero rock and roll de la imitación. “Cuando empecé a tocar, a los 14 años, nunca imaginé esto… Pero, después de todo, es simple: hemos trabajado muy duro y nos hemos centrado en las cosas importantes: hacer música, mejorar, grabar buenos discos y dar buenos conciertos”.
Jeff Tweedy: «Michael Jackson fue una figura dañada y engrandecida»
En el New York Times le presentan como a un hombre de familia que prepara barbacoas, pero las canciones de Wilco (the album) siguen girando en torno a la soledad esencial en que nos movemos los humanos.
No disiento. Aprecio que haya escuchado la música y que haya entendido eso a partir de lo que he escrito y cantado. Pero si tuviera que decir exactamente de qué van las letras inhibiría toda la amplitud de interpretaciones que deben estar ahí, abiertas para cada oyente.
¿Me diría en pocas palabras un eslogan sobre el disco?
Yo no hago eso, no es mi trabajo. Sólo quiero hacer la música, no explicarla.
Tiene usted una gran colección de discos cuyo efecto se aprecia en cada uno de los de Wilco. ¿Cuáles están en éste?
Ninguno conscientemente. Creo que las cosas pasan y las reconoces más tarde, cuando escuchas. Hay una jerarquía del rock en la mente de todos nosostros y por eso vemos toques de los Beatles, Bob Bylan, la Velvet Underground… Y así sigue.
Por cierto, ¿cuántos discos tiene?
Uff… No sé, nunca los he contado.
¿Hay alguna pieza especialmente valiosa desde un punto de vista personal?
(Piensa) El single Magic, del grupo Pilot, que fue el primer disco que compré, probablemente tiene un valor sentimental que lo pone por encima de los demás.
Es usted una estrella, influyente y apreciada. ¿Está cómodo en el papel de mensajero que le otorgan algunos?
Puedes enviar el mismo mensaje una, otra y otra vez hasta el final de los tiempos… Todo está dicho, pero no todo el mundo lo ha dicho. Estás enviando un mensaje incluso con la melodía. No creo que ni siquiera haya que tener una intención de comunicar un mensaje, sino que simplemente se cruza en tu camino. Las palabras ocurren, sólo tienes que rendirte a ellas.
¿Dónde estaba cuando murió Michael Jackson?
Estaba en Los Angeles. Mi mujer estaba llorando. Así me enteré. La gente no se va a quedar impresionada de mi reacción. Honestamente, no soy la persona a quién preguntar. En ese tipo cultura me siento como una especie de monstruo. No siento el morbo. Michael Jackson nunca fue parte de mi vida.
Pero tendrá una opinión sobre el gran carnaval que se ha montado…
Creo que es grotesco. Tengo sentimientos encontrados. No creo que pueda pensar en otra figura en mi vida, y a lo mejor en la historia, tan dañada, tan enferma y tan engrandecida.
Veo cierto paralelismo entre Jackson y usted: él viajó de la luz a la oscuridad y usted parece haber seguido el camino contrario.
No estoy en desacuerdo. Creo que la vida hay que disfrutarla y que parte del truco es aprender a tratar con ella. No es fácil y a veces sufres. Puedes interiorizar los problemas o utilizar narcóticos para lidiar con ellos.
Usted fue un narco adicto y ha hablado con sinceridad de sus migrañas, depresión, ataques de pánico… ¿Tiene miedo de volver a caer?
Sigo teniendo migrañas, pero ya no tengo miedo de ellas. He aprendido a llevarlas conmigo.
¿Cómo?
La propia enfermedad y el sufrimiento contienen un camino y lo muestran.
[Esta pieza fue publicada el 9 de julio de 2009 por el diario 20 minutos. Aquí la puedes leer completa en PDF]
The Jolly Banker – Wilco, 2009 [versión de un tema de Woody Guthrie]
I Shall Be Released – Wilco, 2008 [versión en directo de una canción de Bob Dylan]
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