Chen Han, pintor chino del vacío emocional

04/08/2016
Chen Han - 'Golden Age, 2015' © Chen Han - HDM Gallery

Chen Han – ‘Golden Age, 2015’ © Chen Han – HDM Gallery

Los personajes que pinta Chen Han (Shenyang-China, 1973) han llegado al final del día e intentan sintetizar las visiones y golpes emocionales de la jornada. Tienen el mismo problema del que adolecemos muchos: son incapaces de verbalizar en palabras, acaso por el miedo a lacerarse aún más el alma o por ausencia de formas expresivas, aquello que sienten.

Buscan y solo encuentran, en el mejor de los casos, retazos sensoriales. No pueden atacar a la vida porque ni siquiera son capaces de atacarse a sí mismos. Ni siquiera podemos asegurar que están sufriendo. Tal vez se trata de un sigilo anclado que no son capaces de sacudirse porque carecen de sentido de afirmación o negación: están mudos.

La nueva exposición del artista de los momentos, como le han llamado en China, donde ha asomado cada vez con más vitalidad durante la última década —acabó los estudios de Arte en la facultad de su ciudad natal en 2005—, presentan a personas, casi siempre solas y en planos muy cerrados, que parecen conspirar contra ellas mismas o tramar elipsis mentales acentuadas por la carencia de toda salida, incluso de la siempre fácil de la desesperación.

No es una mera casualidad el título de la muestra, The Vast of Darkness (La amplitud de la oscuridad). Está en cartel, hasta el 8 de agosto, en la galería HDM de Pekín.

Aislando partes específicas del cuerpo y usando una mirada-zoom que parece propia de un cineasta —el artista está influido por el acentuado dramatismo del film noir—, Chen Han crea momentos con personajes a punto de perder el equilibrio.

Susurrando secretos, dando la espalda al espectador, eludiendo la mirada frontal como si tambíen fuesen conscientes de nuestras presencias, incluso cuando se besan enlazados parecen estar devorándose, quizá porque el amor es la forma final de la búsqueda de una solución al desastre.

El mundo crepuscular y privado de este artista es el muy contemporáneo del inevitable destierro y la imposibilidad de creer. Al igual que el director de cine sin guión Wong Kar-Wai, el pintor congela momentos de desapego para empujarnos a desarrollar la curiosidad. No sabemos qué sucede, pero sabemos que algo debería suceder.

Una evolución sutil en dos direcciones se ha hecho evidente en las últimas piezas de Chen Han. Por un lado, dibuja escenas con varias personas, siempre tensas y separadas. Por otro, encierra a seres humanos en cajas que podrían ser símbolos de opresión, pero también de protección.

El estilo básico sigue siendo el mismo: tonos sombríos, empaste grueso y ambientes fúnebres.

La pintura de Chen Han, un artista a tener en cuenta en el pujante arte chino —que no solo brilla en el conceptualismo o las instalaciones multimedia— gira en torno a una sola idea: estamos encerrados en círculos que trazamos nosotros mismos.

[Escrito para Trasdós]

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