Nunca útil

26/04/2019

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Debo (estoy obligado, al parecer) ser «útil». Lo reclaman, otorgándome carácter mecánico cuando no tengo por qué ser útil y, a diferencia de las máquinas, puedo optar por lo estéril, lo ineficaz, el silencio…

No soy tan importante para ser similar al dinero y algunos empleos que nunca secundé como cómplice: rentable, apropiado, servicial, ventajoso, práctico…, útil.

Casi todos somos pordioseros sociales condenados al espanto del precariado de nunca acabar, pero os atrevéis a pedirme que sea «útil».

¿Con qué derecho? ¿Qué me distinguiría de las marionetas políticas, esos que reclaman responsabilidad desde la indecencia moral? Cualquier veneno es un veneno. El color se ha quedado sin tonos. La única bandera común es la del onanismo.

Muchos han demandado mi utilidad. Están en ello desde que era niño. Siempre: «sé útil, multiplica» o «sé útil, obedece». Casi nunca: «se útil, crece»; «sé útil, vuela»; «sé útil, desciende»…

En algunas aisladas áreas de montaña te entierran con el violín al que debes la comunión esencial con la música. Vosotros enterráis en vida. Una sola palabra inadecuada y estás muerto, eres peligroso, una especie insalubre expulsada de la tribu…

Se trataba de apostar por el vicio y denostar la salud, al menos eso creí cuando podía hablar y sigo creyendo desde los rincones del olvido. Ahora se llevan la sonrisa ensayada ante el espejo y repetida en los retratos, la bondad reducida a la adoración a las mascotas, la autovalidación, el engreimiento, el monopolio de la semejanza, el totalitarismo que practica la animosa juventud en medio de una sociedad de viejos (invisibles a su pesar)…

En la grosería: así he vivido y así viviré lo que reste según el invisible dictado del tao. Renacido y mutilado, dolorido y enganchado, ofuscado y sin fundamentos, aún en busca del paraíso tranquilo de las tumbas de los bluesmen. Creo en la santidad de todo ser vivo, incluso en la de algunos que no merecen el respeto ajeno.

¿Qué hace la Historia en mayúsculas con la vida de la gente minúscula? No quiero colaborar, es decir, ser útil, en la matanza cotidiana y con dolor de los ancianos, los mal vestidos, los sonrientes, los supuestos interesados, los no conectados…

Sobre lo útil escribió el olvidado Piotr Kropotkin: «[El hombre] considera como bueno lo que es útil a la sociedad en que vive y malo a lo nocivo para esta. Pero la mayor parte no conoce más que el clan o la familia, difícilmente a la nación y más difícil aún, a la humanidad».

Sobre la conciencia como tara, añadió Miguel de Unamuno: «El hombre, por ser hombre, por tener conciencia, es ya, respecto al burro o a un cangrejo, un animal enfermo».

¿Útil para el clan porque los demás sólo merecen visitas low cost, siempre que la zona sea segura según los consejos del departamento de Exteriores? La mochila es tan decorativa como la ropa interior, los zapatitos, las dos docenas de aplicaciones que te manejan…

No soy útil. No creo en la máquina, no creo en los maquinistas, no creo en los pasajeros. Nunca me alojaré en una estadística, por muy bondadoso que sea el vecindario.

Sólo sería útil, sólo aceptaría el trato, dejando de existir. Morir es en estos tiempos depravados la única forma de utilidad personal que se me ocurre. Lo demás es polvareda, acumulación de tormentos.

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