He visto quemar rastrojos con científica paciencia
En pueblos habitados por gente solitaria
Pasé por donde tú has pasado, no tengo botas
Pero considero mi tesoro la estampa chamuscada
de esta virgen que parece tu retrato
Seguí las instrucciones de una brújula borracha
Alimentándome de magnetismo y pliegues de caminos
Preñado de nubes, parásito disfrazado
El amor no podía atarme hasta que
me llenaste la boca de piedras rotas
Estuve a tres pasos de una tumba
Puedo recitar el catecismo de la muerte
Visité hospitales, pasillos lavados como vientres
Ningún alambre de espino me detuvo hasta
que me soplaste al oído este disparo seco
Al final de las calles, allí donde siempre es invierno
Me conocen bien por cualquiera de mis nombres
Nunca me encontrarán, sin embargo, aunque me busquen
Por favor no llores, acércate al borde
y baila otra vez por mí
Ahora, soñando con Lucinda Williams, busco una moneda
Cara o cruz
Ahora cambio mi destino
Por un horario de trenes
***
[Lucinda Williams, gravilla]