La niña que soñaba con John Lennon no sabía a ciencia cierta si estaba soñando: se frotaba los ojos a causa de un humor vítreo de migas de pastel, brincaba ardilleando, pedía pellizcos uno tras otro
odiaba a Yoko Ono, despreciaba la necrofilia de Sir Paul, juzgaba la música como única culpable de un amor que ningún otro, ni siquiera el más grande, ni siquiera el mío, podría borrar
la niña que soñaba con John Lennon decía: “joo-joo eyeball he one holy roller”, decía: “goo goo g’joob”
años después de los disparos del Dakota, como si nada hubiese sucedido, buscaba en los estantes, un disco con nuevas canciones
la niña que soñaba con John Lennon decía: “the dream is on”
* * *
[John Lennon, nada que añadir]