En silencio: demasiadas fricativas postalveolares, géneros y formas idiosincráticas de plural para hacerme entender. Nada sé decir en Berlín, nada entiendo. Las calles están sucias, con una (nada desagradable) textura pegajosa que viene bien a mi alma mareada y necesitada de amarre. Vivimos en subarriendo desde que llegamos: primero en Kreuzberg y más tarde...
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