Tengo la impresión de que están hurtando parte del espíritu que rigió mi infancia. El ladrón se llama Steven Spielberg, ese cineasta workaholic capaz de lo mejor (El diablo sobre ruedas, Tiburón), lo peor (Salvar al Soldado Ryan) y lo llanamente estúpido (1941). Es de todo el universo sabido -porque en cuestiones de mercadotecnia...
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