Quizá sea eso: una guerra donde los derrotados son siempre los mismos mientras, nosotros, los triunfadores, nos limitamos a dejar una queja en Facebook o Twitter.
Quizá sea eso: una guerra donde los derrotados son siempre los mismos mientras, nosotros, los triunfadores, nos limitamos a dejar una queja en Facebook o Twitter.
http://www.youtube.com/watch?v=LPs_hjQ7UmY
http://youtu.be/R74SSZYbffU
Asesinando fantasmas también es experto.
Hace muchos años —los años siempre son demasiados excepto para la contemplación— trabajé en Cuba unos meses. Me gustaba S.R. desde antes pero le tomé cierta manía porque en aquel momento defendía a capa y espada los desmanes del castrismo intransigente y paranoide (los enfermos de sida tenían que llevar un símbolo cosido a la ropa, por ejemplo). Con el tiempo, siempre el tiempo, volví a S.R., es decir, a las canciones de S.R. y he logrado separarlas de aquella neurosis. Time heals, they say.
Aún las defiende, ahora desde un blog que craquela por día. Por desgracia aquel Silvio contestatario que muchos creímos que era duró lo que tardó en llegarle la comodidad debajo del ala dictatorial. Yo no lo respeto como ser humano porque me consta que raya en lo aborrecible, pero como cantautor me tiene a sus pies: tengo la melena apuntalada con sus canciones desde hace tantos años que sin ellas no sería yo.
No está en mi santoral de avatares de Buda (donde residen Dylan —otro Mr Paradojas—, Cohen y pocos más), pero le recuerdo con agrado como poeta-cantante… El dilema inabarcable: la persona y la canción. Jung no sería capaz de desentrañarlo… Bueno, quizá Jung sí. Yo no.