He empezado a moquear y toser, me duele la cabeza, quizá me aceche un catarro. El gran mareo de hace unas horas no ayudó nada. Estaba ante el ordenador, intentado iniciar una pieza para el blog del diario, en la silla giratoria de madera, y, como tantas veces antes, presentí el movimiento giratorio que...
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El único exilio que admito, la única emigración, el aislado devenir, la certera dominación: verte y vernos, hambrientos a pesar del hartazgo, pequeños pese a las grandes sombras.
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Un refugio, una lámina adaptable como una chaqueta vieja, un estar detenido por las pinzas de un atardecer de otoño. La búsqueda inicial, que contiene a todas las búsquedas de las que alguna vez deserté, se reduce a esa simpleza: quedarse quieto y esperar.
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Más fotos en la calle con la Holga de la que soy devoto. Un sintecho empuja todo su reino y otro se abandona a la tentación de cerrar los ojos. Ambos en el Tenderloin, el barrio que el alcalde de San Francisco quiere limpiar para que el paisaje de Twitter sea merecidamente eglógico, es...
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La semana pasada encontré en una tienda de segunda mano una Olympus Trip 35 por 12 dólares. La compré, por supuesto: es ligera, automática y no necesita baterías —el mecanismo de cálculo de la velocidad y la apertura está alimentado por un sensor solar de selenio—. Llegó a venderse como pan caliente: más de...
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Así somos, ánimas confusas buscando no sabemos qué y cegados por la luz nublada. Ayer tarde, con la Canon AE1 de 135 mm y película Kodak Tri-X.
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Es la única cámara que llevo encima cuando el cuerpo desvencijado o las manos preartríticas no me consienten soportar cargas. Pesa 400 gramos y mide de largo poco más de diez centímetros, pero es sólida, compacta como una losa de mármol y podría romperle la cabeza a alguien: una Olympus Pen-D con un lente...
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