Para mi ventura, el año que languidece ha sido pródigo en libros, prototipos ideales de ventanal, claraboya y lucernario, grietas para seguir confiando, pese a todo, en que la humanidad merece algo más que la aniquilación. A diferencia de las hojas ya decrépitas del castaño al que se asoman mis ventanas, los libros de...
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