Siempre le llamé así, como a él le gustaba: El Muerto. Tenía traza de Charles Manson: barba poblada, párpados imóviles. Dibujaba manchas en un bloc. A veces vendía las láminas, con un éxito proporcional a su débil constancia y a la calidad de las manchas. En uno de los bolsillos del gabán escondía una...
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