
En la pared del hotel los enchufes son de madera, disimulados por el yeso aguado de un mal brochazo blanco. Todo es superficie velada. Una metáfora: la cama baqueteada por mil ardores y no menos soledades disimula un manojo de cables eléctricos: tantos colores como el océano. Estoy en Banjul, estoy en Bamako. En...
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