Te llevaría mañana. Llegaríamos a tiempo para:
- Tomar de camino un café.
- Detenernos en el alto que domina la primera de las gargantas calizas, donde las pacas de hierba estarán húmedas y olerán a pasado.
- Ver a Ana, preguntarle qué nos puede preparar de comida, sentarnos en la mesa más cercana a la chimenea.
- Elegir al azar uno de los caminos.
- Perdernos de nuevo.
- Sorprender a un corzo.
- Asombrarnos ante el vuelo de los buitres.
- Entrar en la iglesia abandonada, comprobar que las albas, estolas y cíngulos siguen allí, con los vencejos.
- No ver a ningún ser humano. Sentirnos propietarios de la única propiedad que merecemos: la tierra.
- Dormir en T.
No daré ninguna pista geográfica. Las arcadias son particulares.