¿La última pandemia?

23/06/2013
Sex Pistols

Sex Pistols

Los rayos equis estadísticos dicen: el número de parados crece al ritmo más alto de los últimos 30 años; los ricos son cada vez más ricos y los pobres, cada vez más pobres; los líderes del negocio del espectáculo viven en casonas, de espaldas al público; la mafia de los derechos de autor quiere encarcerlar a quien intente combatir su monopolio; las grandes ciudades sólo son divertidas si tienes el bolsillo lleno; los treinta y cuarentañeros están ahogados por deudas hipotecarias que quizá jamás puedan pagar; la indolencia es la canción de todos los veranos; la Familia Real es subvencionada por impuestos de los ciudadanos con unos 25 millones de euros al año, incluyendo salarios, casa y comida para todos los Borbón, consortes y prole, el mantenimiento de varios palacios y 60 vehículos y unos cuantos viajes (de Estado y privados) a países del extranjero…

Entonces sale de entre las bambalinas del tedio social un espantajo de las cloacas y clama contra el «régimen fascista» que encabeza Juan Carlos I. Anuncia que se siente «vacío», que quiere «destruir a los transeúntes» y aconseja, como vomitando: «Sean irresponsables. Sean irrespetuosos. Sean todo lo que esta sociedad detesta».

Dada la polémica y el creciente gusto mediático por la carnaza, le invitan a participar en el programa 59 segundos (TVE) junto a varios directores de muy respetables diarios. Al ser preguntado sobre los problemas del país, responde:«Resolvedlos vosotros. Es vuestra puta culpa, esclavos, putos cabrones»…

Imaginar la hipotética situación es tentador, incluso saludable (de ahí los interrogantes en el titular de esta pieza), pero se trata de una alteración de lugar y tiempo –aunque no de circunstancias sociales y económicas–. La radiografía inicial es la actual de España, pero, excepto que la Reina Isabel es bastante más acaudalada que Don JuanCarlos, también se puede aplicar al Reino Unido de 1975, un año, al igual que éste, de crisis, recesión y, como diría nuestro desarrapado personaje, de no future.

El pillastre al que pertenecen todos los entrecomillados es Johnny Rotten (Juanito Podrido), el cantante de los Sex Pistols, el último gran grupo de rock de la historia.

Porque eso era el rock, ¿no?: abofetearlos, hacer ruido, pedir más sexo y menos policía, llamar a las cosas por su nombre, hacérselo uno mismo y sin intermediarios, extender el pánico, dar miedo, dejar en evidencia la falsa ternura de U2, Springsteen y los demás pop stars millonarios que cantaron para Obama. Regodearse en el aburrimiento y la carencia de sentimientos. No se trata de elegir al buen negro-blanco para que nos presida. Se trata de que nadie nos presida.

"England's Dreaming"

«England’s Dreaming»

La fugaz locura de los Sex Pistols (nihilistas y sin más vocación que el presente inmediato, empezaron en 1975 y estaban hartos –o muertos, como su último bajista, Syd Vicious– dos años más tarde) está documentada con detalle en el proteico libro England’s Dreaming. Los Sex Pistols y el punk rock (Mondadori. 29,90 €), finalmente publicado en castellano –la primera edición inglesa es de 1991–. Lo firma el periodista John Savage (1953), que emplea el tono vivencial de la carne propia: estaba allí y para demostrarlo inserta extractos de su diario personal en esta obra de proporciones bíblicas (813 páginas de ceñido interlineado) e intenciones nada complacientes. En el prólogo a la nueva edición, Savage pone en duda la falta de auto crítica del punk, porque «si las cosas no se cuestionan, nada cambiará».

La narración es minuciosa y comienza con el origen mercadoténico de los Sex Pistols: su manager, el sagaz MalcolmMcLaren, y la diseñadora Vivienne Weswood, clonaron en el Reino Unido un movimiento musical, sustentado sobre la rebeldía y la frustración adolescentes que ya existía en los Estados Unidos. Construyeron un Frankenstein perverso que reducía el rock and roll a los tres acordes de siempre (la, mi, sol) y extendía la idea de que, en un labradío tan embarrado como el de la cultura pop, cualquiera tiene el derecho de ser una estrella sin necesidad de ejercer la pedantería o el virtuosismo.

La fulminante globalización de la pandemia punk lleva a Savage a añadir un apéndice con una extensa discografía del género en todo el mundo. Un segundo anexo está dedicado a la casi tragicómica historia de litigios y tragedias posterior a la disolución de los Sex Pistols.

Tras la lectura de England’s Dreaming (el sueño inglés al cual el grupo denostaba en God Save the Queen), la pregunta forzosa de cualquier lector despierto es: ¿mutará el virus?. Por el bien de nuestra salud, porque lo que mata también contiene el germen de la vacuna, algunos esperamos que sí. El crítico de música Greil Marcus opina que «en tiempos de guerra, la única prensa libre es la clandestina». De ser así, acaso ya esté saliendo de las alcantarillas algún nuevo podrido que diga, como Rotten: «Te aseguro que no me odias tanto como yo te odio a ti».

[Publicado en 20 minutos. PDF de la pieza original]

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2 Responses to ¿La última pandemia?

  1. […] ¿La última pandemia? […]

  2. […] [Esta pieza procede de mi web personal. He publicado algún otro reportaje sobre el punk. Dejo los titulares y ruta de acceso para quien sienta curiosidad: Huevos fritos con sangre y otros excesos del punk | ¿La última pandemia?] […]

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