Jorge Luis Borges retratado en Buenos Aires en 1978 (foto: Daniel Mordzinski)
El disperso y agudo ingenio del rey del entrecomillado, reunido ahora en la Enciclopedia Borges. La resumimos de la A a la Z.
Era el rey del entrecomillado y, casi siempre, gracias a la independiente verdad de sus afirmaciones, de la provocación y la disidencia. En este momento de gustos masivos y top ten aborregantes, leer los juicios de Jorge Luis Borges (los “juegos de un tímido”, como gustaba de llamarlos) es una pura necesidad y una infalible medicina contra los pensamientos dirigidos.
La Enciclopedia Borges (Editorial Alfama, 24 €), recopilada y comentada por los analistas argentinos Marcela Croce y Gastón Gallo, presenta en 527 páginas un compendio en orden alfabético de todas las obsesiones borgianas, recogidas de la abrumadora y casi inabarcable cantidad de reseñas, ensayos, cuentos, poemas y otros ejercicios que legó a la humanidad el gran ciego.
El libro no es definitivo, porque, como apuntan los autores en el prólogo y citando a Borges, «el texto definitivo corresponde a la religión o el cansancio», pero sí un buen aperitivo para entrar en la polimórfica obra del genio de los tigres, el tiempo, los enigmas y el laberinto.
Esto es sólo un esbozo literal, desde la A hasta la Z, del disperso y agudo ingenio de un escritor que abruma y salva al lector con la elegante mala uva que sólo los modestos tienen derecho a ejercer.
A partir de aquí toda la voz es textual. Silencio, habla Borges. En el orden alfabético de las enciclopedias.
Argentina
Un argentino es un individuo, no un ciudadano. Es lícito decir que la mejor tradición argentina es superar lo argentino.
Buenos Aires
La pampa y el suburbio son dioses […] La pampa es una serie de procesos mentales. Lo mismo cabe decir de la abrumadora pero casi invisible grandeza de Buenos Aires, que ciertamente no es tal o cual avenida o tal o cual paseo, sino nuestra conciencia de las desparramadas leguas y leguas de casa rectilíneas y bajas.
Ceguera
Es una clausura, pero también es una liberación, una soledad propicia a las invenciones, una llave y un álgebra.
Darwin, Charles
La equivocación de Darwin (sospecho) fue la de suponer que sólo con los ojos se ve; también el recuerdo y el entendimiento saben mirar.
Enciclopedia
Notoriamente no hay clasifición del universo que no sea arbitraria y conjetural. La razón es muy simple: no sabemos qué cosa es el universo.
Francés
El francés tiene una buena literatura a pesar de su afición a la escuelas y movimientos, pero el idioma en sí es, me parece, bastante feo.
García Lorca, Federico
Un andaluz profesional [que practicaba] un fraudulento arte popular con metáforas.
Hitler, Adolf
No es imposible que Adolf Hitler tenga alguna justificación; sé que los germanófilos no la tienen.
Inglaterra
No hace falta señalar que algunos hábitos ingleses me resultan del todo ajenos: el té, la familia real, los deportes ‘varoniles’ o la devoción fanática por cada línea de Shakespeare.
Joyce, James
Un tejido de lánguidos retruécanos en un inglés veteado de alemán, de italiano y de latín.
Kipling, Rudyard
Desde Shakespeare, sólo Kipling escribió con todo el idioma.
León, Fray Luis de
Cuando usted lee a fray Luis, se da cuenta de que era mejor persona que Quevedo, o que Góngora, que eran personas vanidosas, barrocas, que querían asombrar al lector.
Mil y Una Noches
Decir mil noches es decir infinitas noches, las muchas noches, las innumerables noches. Decir ‘mil y una noches’ es agregar una al infinito.
Novela
Soy demasiado tímido para ser un buen lector de novelas. Me siento perdido entre tanta gente. Cuando era joven me gustaba olvidarme entre las multitudes de Dickens, de Hugo o de los rusos; ahora me siento tan incómodo en esas turbas como en una sesión académica, en un banquete o en una fiesta de fin de año.
EspaÑa
Ese fragmento arrrancado de la caliente África, y tan burdamente soldado a la inventiva Europa.
Ortega y Gasset, José
Hablé con él una sola vez, diez o quince minutos, y creo que nos aburrimos mutuamente.
Premio Nobel
Primero a Gabriela [Mistral], ahora a Juan Ramón [Jiménez]. Son mejores para inventar la dinamita que para dar premios.
Quevedo, Francisco de
Para gustar de Quevedo hay que ser (en acto o en potencia) un hombre de letras; inversamente, nadie que tenga vocación literaria puede no gustar de Quevedo.
Rusia
Rusia combina con naturalidad los estigmas de lo rudimentario, de lo escolar, de lo pedantesco y de lo tiránico.
Shakespeare, William
[Los sonetos] incurren en alegorías momentáneas, que sólo justifica la rima, y en ingeniosidades nada ingeniosas.
Tango
Una cosa es el tango actual, hecho a fuerza de pintoresquismo y de trabajosa jerga lunfarda, y otra fueron los tangos viejos, hechos de puro descaro, de pura sinvergüencería, de pura felicidad del valor.
Unamuno, Miguel de
Del ingenio sólo nos pueden salvar los graves hombres del Norte: Unamuno, Baroja.
CerVantes, Miguel de
Las aventuras del Quijote no están muy bien ideadas, los lentos y antitéticos diálogos –razonamientos, creo que los llama el autor– pecan de inverosímiles, pero no cabe duda de que Cervantes conocía bien a Don Quijote y podía creer en él. Nuestra creencia en la creencia del novelista salva todas las negligencias y fallas.
Welles, Orson
[Ciudadano Kane] adolece de gigantismo, de pedantería, de tedio. No es inteligente, es genial: en el sentido más nocturno y más alemán de esta mala palabra.
EXpresionismo
Los escribidores del grupo Sturm hacen de la poesía empecinado juego de palabras y de semejanza de sílabas.
BYron, Lord
Qué raro es pensar que todos los hoteleros de Suiza debe su fortuna a Byron y a los otros románticos.
NietZsche, Friedrich
No razonó, afirmó; sabía que remotos apologistas vindicarían cada una de sus palabras.
[Esta pieza fue publicada el 25 de septiembre de 2008 por el diario 20 minutos. Aquí la puedes leer completa en PDF]
Sin desperdicio.
¿Se te ocurre alguien que, en estos tiempos nuestros, se le acerque a la hora de cuestionar, con o sin gracia, los stablisments establecidos?
¿No te parece que nunca ha estado todo tan adocenado?
Nadie, David, ni un alma. El pensamiento no líneal ha muerto… Bueno, ahora me viena a la cabeza Zizek, pero lo suyo no es tan elegante como lo de Borges y, desde luego, se trata de una voz más bruta, más sucia, necesaria pero con menos emoción.
¿El filósofo? Ni lo conocía. ¿Alguna sugerencia? Gracias :)
Sí, el filósofo (aunque es algo más y algo menos que filósofo, es algo así como el Elvis Presley de la teoría cultural y está tan loco como para reivindicar el comunismo). Yo tengo un sólo libro suyo, «Sobre la violencia». Es muy bueno. Lei hace años también «Lacrimae Rerum. Ensayos sobre cine moderno y ciberespacio», que me pareció delicioso. Puedes encontrar cantidad de material en la red. Echa un vistazo aquí.
Merci.
[…] tantas veces antes (caigo en los abismos de la desmemoria al intentar contarlas), en las manos de Jorge Luis Borges, delicadas como las de una enfermera con la jeringuilla de […]
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