Dos mujeres retratadas con la Canon AE1 de 135. No hay mucho que contar o quizá soy yo quien no enlaza las palabras con las que reseñar la historia siempre latente y posible tras cualquier foto. La renuencia de la anciana que comía tras el cristal, en un bar de la calle Haight, y la docilidad de la que posó con su perrillo en Clement, a escasos metros de casa. A esa narración alcanzo.
Também há sempre uma imagem latente e possível por detrás de tudo o que escreves.
Obrigado, Paulo. Ando na percura das evanescencias =)