Creo que en la raíz del viento sólo hay agua
Emily Dickinson
tuve una Polaroid, su tono de oscuro rocío
teñía las veredas: de poros abiertos era el tiempo
trepaban las arenas
al silbo del papel por sí mismo revelable
naciendo aún sin forma, inesperada
y flotante llegaba la fotografía
murmurada en aquella canción
de Tom Jobim
Eu, você, nós dois
Aqui neste terraço à beira-mar
O sol já vai caindo
E o seu olhar
Parece acompanhar a cor do mar
el disparador, soga o seda, canto apocado de grillo
acompañaba el avance del niño por el arenal de febrero
borracho ya de marea: gorro de lana roja, botitas ortopédicas
contra el sol cayendo al mar
las más pequeñas cosas no nacieron
para ser tropiezo
aquel artefacto tenía simpleza
y tenia simpleza el tramo
la nación y toda la palabra
desvestida en sílabas
un susto era un sus-to
un hambre era un ham-bre
¿era Vallejo quién sostenía el broche?, ¿era Rilke quién vivía?
¿bastaban aquella guía botánica y el pan envuelto en la servilleta?
¿eran demasiadas las alas para el volumen de una pompa?
¿quién avanzaba?, ¿hacía dónde?
rojo y rojo y casas, ventanas quemadas de azul
paralelas rotas para enmaridarse, algo cayendo hace clac
un nido volado por el viento
las yemas de los dedos hierven al sujetar la taza
¿vivía el temor?, ¿vivían las zapatillas baratas?
¿Tras-os-montes o Porto?, ¿dónde estaba el bosque y la garita de los guardias?
¿hacía frío en Celanova?, ¿vivían los dedos del pianista?
¿fuera de foco o dentro de foco?, ¿era Pavese?
conducir hasta que punza el cuello
subir bajar
subir bajar entre
paralelas
viento y fotos
el día de montaña se desnudaba
como un gato adormilado
era montaña también la piel
mal guiados, quemadores de mapas
cuando Eddie Cochran pedía Something else
le hacíamos callar con No money down
de Chuck Berry, nadie necesitaba un micro, cantaba
el viento, las fotos
no dejaban de cantar
y una casa ha de ser una casa
alzada, hundida
allá, en los nombres borrados
de las borradas fotos
pies y botitas, allá en las sílabas, porque
es-to-no-es-u-na-bro-ma
casa, allá dónde quiera que esté, casa
ha de ser
Buenísimo, no hay nada en lo que escribes que no sea auténtico.
Gracias, David.