Tom Waits, una camisa para cada noche

12/02/2011
Tom Waits (Foto: Michael O'Brien)

Tom Waits (Foto: Michael O'Brien)

De niño soñaba con ser viejo. Como Sinatra, Leadbelly, Cole Porter o Lee Marvin. Gente a la que sentaba bien un sombrero, a diferencia de esos barbilampiños a la última con caps en la coronilla como ultra ortodoxos judíos con kippah.

Ahora, de viejo (en diciembre cumple 59), no le apetece crecer. No quiere engordar la cuenta, ganarse los galones, pagar la hipoteca, cobrar la nómina, pudrirse en la cárcel de lo oficial…

Con ustedes, el hombre que mejor ha moralizado desde Heidegger (“el diablo no existe, es Dios cuando se emborracha”), el más elegante desde Cantinflas (“un caballero es alguien que sabe tocar el acordeón pero no tiene el mal gusto de tocarlo”), el asesino de Amelie (“la luna no es romántica, es intimidante e infernal”), la garrapata socióloga (“todas las marcas de donuts tienen nombres de putas”)…

Mapa en los zapatones
Con ustedes, en fin, el único ser humano capaz de llevar pantalones rojos y bailar una polka como un hombre de verdad: Tom Waits. Tío Tom, el Viejo Tom, la Laringe de Cristo…

Thomas Alan Waits. Tres sangres: Escocia, Irlanda, Noruega. Nació el 6 de diciembre de 1949, octavo aniversario del bombardeo de Pearl Harbor. En Pomona (California), tramo final de la espina dorsal los Estados Unidos, la Route 66.

Hijo de maestros –su padre, de Español- en eterno traslado (el maestro con plaza fija no es maestro, es un cáctus), Waits lleva un mapa en las suelas de los zapatones. Deberías mostrar a la Policía las suelas. Son un documento de identidad que nunca miente. Mientras los repugnantes llevan los pies envueltos en espejos, la gente castiza no cuida los zapatos. Los zapatos de Tom Waits son astrosos. Tom Waits no es repugnante.

Afirma en todas sus recientes entrevistas que practica una suerte de examen de conciencia antes de afrontar la decisión de componer: “¿No estaré cayendo en la autoparodia? ¿Vale la pena esta canción o es un burdo ejercicio de estilo?”.

Es decir, estamos en el terreno de la propia exigencia, que en el rock, sobre todo en el establecido de las estrellitas fugaces y serviciales para con sus amos, suele tener el mismo valor, con frecuencia incluso menos, que la marca favorita de cerveza o el estampado de la camiseta para salir a escena.

Siempre buscando
Es un caso único: durante dos décadas buscó una voz propia. Cuando la había depurado –One from the Heart (1982)–, convirtiéndose en el mejor crooner del fin de siglo, el poeta de las lunas de porcelana china que te astillan el corazón, decidió cambiarla por otra –Swordfishtrombones (1983)– y otra –Bone Machine (1992)– y otra más –Mule Variations (1999)–… Ahora incluso canta como un rapero con fiebre del heno –Real Gone (2004)- .

En ese camino sigue: mudando de glotis, con una camisa para cada noche, in excelsis deo, revolviendo la basura de los contenedores para encontrar lechuga tierna, el pendiente de tu hija adolescente, la toalla higiénica de tu novia, la lista de cosas por hacer que nunca haces, las viejas cartas metafísicas, el dictamen judicial de todos los divorcios, los nombres secos del pasado, el celular muerto, el cuchillo leproso, los zapatos de angora, la manzana dorada que perdiste al renunciar…

La mujer de Waits desde 1980, Kathleen Brennan –la Yoko Ono de esta historia pero en clave irlandesa, es decir, pegada a la tierra y no a las alturas celestiales del Arte de la Estupidez–, le tira de las orejas con frecuencia, juzgándole sin compasión, obligándole a ser él mismo, es decir, otro, es decir, él. “Me ayuda a reinventarme. Si no la hubiese conocido estaría tocando en un restaurante de carne a la parrilla. Debo corregir, estaría cocinando la carne a la parrilla”. El mundo debería elevar un monumento a cada buena mujer, a la redención de cada hombre salvado, a la pasión de cada beso.

Le lengua insólita del tándem matrimonial (ambos componen a medias desde hace años) es una de las maravillas por las cuales vale la pena despertarse cada mañana. Un vértigo de ruido profundo, un infierno delicioso, hip hop del lago Tanganica, Kingston en el cuarto de baño, boogaloo en el corazón, hotel Hush Hush, dedos de roble negro, labios tártaros, conjuros en La Habana… Donde Manu Chao imita una guaracha, Tom Waits es la guaracha.

Ceremonial para el vudú: “El mundo está haciendo música todo el rato”. Para Waits el sentido de la creación es acústico y está dispuesto a sustentar la idea con ejemplos. ¿Quieres música?. “Predicadores callejeros, caballos y trenes acercándose, niños cuando suena el timbre de fin de clase, multitudes hambrientas, una orquesta afinando, una lección de piano a través de la ventana de una casa, la cocina de un restaurante, el bacon en la sartén, una estampida de elefantes, un mechero Zippo, tractores, lechuzas…”.

Hay 18 discos de estudio en los que ha aplicado la teoría. Deberían regalarlos en las maternidades tras cada parto. Debutó en 1973, a los 23 años, con Closing time. Hasta Heartattack and Vine (1980) se dedicó a matarse bebiendo alcohol y fumando Benson & Hedges. Publicó canciones de aventura, baladas de crímenes, terribles actos de depravación y heroísmo, cuentos de seducción y misterio. Quería vivir dentro de ellas y no regresar nunca. Los periodistas adoraban sus escándalos nocturnos y el público vitoreaba cada trago de bourbon.

Desde entonces es otro. Más limpio orgánicamente, pero también más audaz y duro. Como siempre, sigue fuera de la cultura pop: cuando mandaban las flores, miraba a Charlie Parker y Johnny Mercer; cuando los vaqueros post hippies descubrieron que también en el campo molaba la cocaína, regresó a Raymond Chandler y la melancolía épica de los callejones; cuando el rock se convirtió en un videoclip de alta peluquería, adoptó modos de cromagnon y empezó a tocar con martillos y huesos… Lo ha transgredido todo. Surreal + rural = surrural. Mark Twain con una pistola en el sobaco. William S. Burroughs con arado

Tom Waits, que en julio dará 15 conciertos en Europa, tres de ellos en San Sebastián y Barcelona, no es un cantante, ni mucho menos un invento de productores progres con amigos en La Moncloa. Tom Waits es obligatoria religión. Un periodista. Uno de verdad.

El matrimonio Waits-Brennan, en 1998

El matrimonio Waits-Brennan, en 1998

Momento decisivo: 10 de agosto de 1980, una boda liberadora

En 1978 Tom Waits escapó desde su California natal a Nueva York (“yo no era un hombre bebiendo una copa, sino un hombre bebido por una copa”).

En el set de la película de Sylvester Stallone Paradise Alley, en la que Waits actuaba como secundario, conoció a Kathleen Brennan, que era analista de guiones y había trabajado para Francis Ford Coppola. Se casaron dos años después y siguen enamorados como adolescentes.

“Encontré la capilla de Matrimonio en las páginas amarillas, al lado de Masajes. El nombre del pastor era Watermelon (Sandía) y no dejó de llamarme ‘señor Watts’ durante toda la ceremonia”.

Se siguen adorando (“yo soy el recolector, ella es la cocinera”) y tienen tres hijos: Kellesimone (1983), Casey Xavier (1985) y Sullivan (1993). El segundo es ahora el percusionista del grupo de su padre.

"Bone Machine" (Tom Waits, 1992)

"Bone Machine" (Tom Waits, 1992)

Un disco: Bone Machine (Island Records, 1992)

Grabado en un criadero de pollos abandonado y sin insonorizar de un pequeño pueblo de California (Cotati). Eso debería bastar para entender este milagroso disco. Las 16 canciones tienen la crudeza del cemento y reptan como lagartos mientras la lluvia azota el tejado de Uralita con un eco mortuorio.

El gran salto mortal de Waits, que utiliza una paleta absolutamente nueva, tanto en la música (siniestra, basada en la percusión), como en las letras, que, por primera vez, reprochan las perversas políticas sociales de la Administración yanqui y se carean con la muerte, el crimen y el suicidio con la misma entonación bíblica de los novelistas William Faulkner o Flannery O’Connor.

Waits construye cada pieza como una pequeña película sobre las máquinas de huesos (bone machines) en que nos convierten. “Eso somos. La mayor parte de los principios de las máquinas están en el cuerpo humano. Somos máquinas de huesos. A veces nos rompemos y nos sustituyen por un nuevo modelo”.

"Tom Waits. Conversaciones, entrevistas y opiniones" (Mac Montandon, 2008)

"Tom Waits. Conversaciones, entrevistas y opiniones" (Mac Montandon, 2008)

Un libro: Tom Waits. Conversaciones, entrevistas y opiniones (Global Rhytm Press, 2008)

  • “Mejor una botella frente a mí que una lobotomía frontal”.
  • “Champán para mis verdaderos amigos, profundo dolor para quienes creen serlo y me avergüenzan por su hipocresía”.
  • “Mi característica más marcada es la habilidad para discutir en profundidad cualquier libro que no haya leído”.
  • “Todas las canciones deberían hablar de la meteorología, incluir nombres de ciudades y calles y hablar de uno o dos marineros. Son requisitos básicos”.
  • “Mis personajes favoritos de ficción son Frankenstein y Dumbo”.
  • “Practico la medicina en casa, con los niños. Los médicos y los músicos somos parecidos: usamos las manos y jugamos con instrumentos”.
  • “Aún sigo con la misma política: nunca pagues más de 7 dólares por la ropa que te vas a poner”.

Bocagrande Waits en toda su riqueza oral en esta antología de entrevistas, semblanzas, conversaciones, recuerdos y opiniones, datados entre 1974 y 2002. Incluye extras como el poema favorito de Waits, Nirvana, escrito por su amigo Charles Bukowski (1920-1994), el puerco buscador de gemas en el fango.

"One from the heart" (Francis Ford Coppola, 1982)

"One from the heart" (Francis Ford Coppola, 1982)

Una peli: Corazonada (One from the heart) (Francis Ford Coppola, 1982 – Manga Films, 2004)

Un musical que llevó a su director, el gran Francis Ford Coppola, a la ruina casi absoluta tras los éxitos de El Padrino IEl Padrino II y Apocalypse Now.

Costó 26 millones de dólares (recaudó sólo uno), fue grabada con tecnología digital y se desarrolla en unos espectaculares decorados que emulan (y mejoran) el territorio de alucinación y espejismos de Las Vegas.

Para ilustrar una historia de amor roto y engaños, el director encargó a Tom Waits una banda sonora a la vieja usanza: rangos dinámicos muy brillantes y sentimientos dérmicos. El compositor canta a dúo con la dama del country Crystal Gayle y el encuentro de dos voces tan dispares, descosida la de él y diáfana la de ella, funciona como un ocho válvulas.

Waits, que también hace un pequeño cameo en la película interpretando a un anónimo trompetista, fue nominado al Oscar a la mejor banda sonora original, pero el premio se lo llevó Henry Mancini por Victor o Victoria (Blake Edwards). La reedición en DVD de Corazonada –extraña e incomprensible traducción española para “One from the Heart– permite el reencuentro con una película exquisita pese a lo bobalicón del planteamiento.

[Esta pieza fue publicada el 30 de mayo de 2008 por el diario 20 minutos. Aquí la puedes leer completa en PDF]

Tom Waits – Chocolate Jesus (Storytellers)

Tom Waits – Chocolate Jesus (VH1 Storytellers, 2006)

Tom Waits – What\’s He Building Up There (Storytellers)

Tom Waits – What’s He Building Up There (VH1 Storytellers, 2006)

Tom Waits – Step Right Up (live)

Tom Waits – Step Right Up (live)

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5 Responses to Tom Waits, una camisa para cada noche

  1. […] una conversación con una periodista de la revista Mojo, Tom Waits intentaba explicar con esta hipótesis biológico-sensorial su forma de afrontar la composición de […]

  2. laura on 13/02/2011 at 19:42

    i used to hide in the archive room of the library to read old rolling stone magazines from the early 70’s (instead of going to my chemistry class). i didn’t know 2/3 of the musicians, but, man, i enjoyed the writings about music so much….um…my point is, you write about music sooooooooo goddamn well….it is better than those old magazines….

    i don’t know mr. wait’s music, but, chocolate jesus was a treat on this sunday morning….after the fifth listening, i have this strange feeling that if i just drive to bakersfield, ca….i can buy me a box of jesuses there…i’ll save two for you and your lady…

    • j.a.g. on 13/02/2011 at 21:52

      Thanks, Laura, you’re really kind. If you finally get de ‘jesusitos’ H will be happy. It’s one of her favs from Mr. W.

  3. […] Tom Waits, una camisa para cada noche […]

  4. […] Mahurin necesita escasa presentación si la antesala es el clip que dirigió en 2011 para Tom Waits sobre la canción antibélica Hell Broke Luce, en el que un hombre, interpretado por el siempre […]

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