Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca
Apocalipsis 2:16
Se me ocurre escribir porque me siento como un visitante en una exhibición de venenos.
No es que pueda escribir otra vez, no: sigo varado. Intento apenas mover los dedos, espantar monstruos sabiendo que nadie, he ahí la monstruosidad, puede espantar a un monstruo.
Rastrillando hojarasca, bracero sucio y mal pagado, ni siquiera satisfecho con el jardín, en desorden, sin yunque ni guadaña, alimentado palabras que son bruma.
Los venenos llueven uno tras otro.