Calle Haight, escenario de portentos cuando el tiempo era joven y la historia, de inocente candidez. Ahora es un enclave para turistas contrapunteado por gente infrecuente, perros mojados y runaways. Gente tan descolocada y tardía como yo.
Calle Haight, escenario de portentos cuando el tiempo era joven y la historia, de inocente candidez. Ahora es un enclave para turistas contrapunteado por gente infrecuente, perros mojados y runaways. Gente tan descolocada y tardía como yo.