Pestañas postizas, ritmo desnudo

29/12/2010
Algunos discos editados por Motown. Desde arriba a la izquierda, en el sentido de las agujas del reloj, "Moods of Marvin Gaye" (Marvin Gaye, 1966), "Cloud Nine" (The Temptations, 1968), "The Supremes A-Go Go" (The Supremes, 1966), "Four in Blue" (Smokey Robinson and The Miracles, 1969), "Third Album" (Jackson 5, 1970), "The Jazz and Soul of Little Stevie" (Stevie Wonder, 1962)

Algunos discos editados por Motown. Desde arriba a la izquierda, en el sentido de las agujas del reloj, "Moods of Marvin Gaye" (Marvin Gaye, 1966), "Cloud Nine" (The Temptations, 1968), "The Supremes A-Go Go" (The Supremes, 1966), "Four in Blue" (Smokey Robinson and The Miracles, 1969), "Third Album" (Jackson 5, 1970), "The Jazz and Soul of Little Stevie" (Stevie Wonder, 1962)

El sello discográfico más influyente de la historia del pop, la factoría Motown, cumple medio siglo.

Es una de esas razones mercantiles que se han clavado en la piel para hacerse materia perceptible y semántica. Carne, verbo, adjetivo y sustantivo.

Dices Motown y estás diciendo sexy, fiesta, pubescencia, hombros desnudos, sexo en el sofá, noches largas, refrescos más tonificantes que el champán, faldas cortas y pantalones bien planchados.

Dices Motown y ladras: guau.

Cumple medio siglo la empresa discográfica que, con desfachatez y una impecable y casi perversa mercadotecnia, puso a bailar música negra a los jóvenes blancos. Lo hizo en tiempos de segregación y racismo, en los años 60, cuando todas las madres de Occidente suspiraban por tener a John Lennon como yerno.

La nómina de artistas de Motown competía con los Beatles en belleza, intensidad y números uno. Eran tan brillantes que aún cortan el aliento: Marvin Gaye, Stevie Wonder, Smokey Robinson, The Supremes, Martha and The Vandellas, The Temptations, los Jackson 5, The Four Tops

Estos días comienzan a celebrar el 50º aniversario del sello y los fastos culminarán en enero del año que viene, cuando el cumpleaños sea ratificado por el calendario y el fundador de la empresa, Berry Gordy, que en febrero recibió un Grammy honorífico al conjunto de su carrera como productor, celebre sus 70 años.

Para calentar el jolgorio están en marcha una edición progresiva de antologías en formato de disco doble –la colección se titula Motown Gold y ya están en la calle los de Marvin Gaye, los Jackson 5, The Temptations y The Supremes, además de un triple DVD, The Motown Box, con actuaciones en televisión, conciertos y material inédito de archivo de aquella pandilla de genios- y se anuncia la publicación para este verano de 16 obras magnas remasterizadas. También están en producción un musical sobre la vida de Gordy, un documental sobre la historia de la empresa y una película basada en la vida de Gaye, Marvin, que dirigirá F. Gary Gray.

Bisnieto de esclava
Bisnieto de una esclava negra de Georgia obligada a mantener relaciones con el amo blanco, Gordy quería devolver la bofetada a los enemigos, pero no con la rabia colérica del black power, sino en el idioma de las cajas registradoras. Primero fue boxeador, combatió en Corea, trabajó en una factoría de la Ford y fundó una desastrosa tienda de discos.

A los 30, con 800 $ que le prestaron sus padres, montó una empresa discográfica. La llamó Motown, abreviatura de Motor City (ciudad del motor), popular nombre de Detroit por las fábricas de automóviles que la pueblan e intoxican.

Hitsville USA, la casucha de Detroit donde se componían las canciones, se grababan los discos y se enseñaba buena educación a los artistas

Hitsville USA, la casucha de Detroit donde se componían las canciones, se grababan los discos y se enseñaba buena educación a los artistas

De las cadenas de montaje Gordy lo aplicó todo a la producción de discos: pagaba sueldos miserables (2 $ semanales a los compositores, 10 $ a los músicos por canción terminada), contrataba a familiares de confianza para que llevasen las cuentas –a su hermana Anna la casó con Gaye-, controlaba la agenda privada de los artistas, promovía la envidia entre sus tutelados haciendo que varios grabasen la misma canción y publicando únicamente la versión que superase su ‘control de calidad’, otra de las argucias que trasladó de las factorías a los estudios de grabación…

Sólo en los tardíos años 60, cuando creadores con tanta suficiencia y genio como Stevie Wonder y Marvin Gaye amenazaron con largarse del redil, Gordy dio su brazo a torcer y permitió que los discos fuesen controlados por sus autores. Hasta la obra cumbre del segundo, What’s Going On, uno de los mejores discos de todos los tiempos, editado en 1971, ningún álbum de la empresa citaba siquiera los nombres de los músicos, que, con el tiempo, se reunieron bajo el nombre de los Funk Brothers y aprovecharon un tardío reconocimiento público. Algunos eran los mejores de su generación y han sido imitados hasta la saciedad. Es el caso del impecable contrabajista James Jamerson, muerto en 1983, a los 45 años, cuya forma de tocar era admirada por todo el gremio de músicos y productores y a de quien el público nunca oyó hablar.

En algún caso el producto fue fabricado tan al detalle que parecía biónico. The Supremes (con una Diana Ross aún humanamente tolerable) se llamaban The Primettes. Eran chicas casi analfabetas de barrio bajo y ningún futuro que se contentaban con canturrear en clubes de mala muerte. Gordy las entregó a una experta en buenos modales y un coreógrafo, puso a su disposición a los mejores compositores de la casa, los infalibles y nunca suficientemente alabados Holland, Dozier y Holland, les compró pestañas falsas y vestuario de cristal (se expone estos días en el museo Victoria & Albert de Londres), y las convirtió en las primeras America’s Sweethearts (novias de América). Pese a la tontuna personal de las muchachas, había una justicia casi divina en admitir a tres negras del gueto como sexys, perfectas e irresistibles. Quizá eran pijas y vacías, pero también lo era Mick Jagger.

Pozo de las serpientes
Entre 1964 y 1969, el lustro dorado de Motown, la empresa vendió una media de 12 millones de discos anuales, obtuvo casi 100 números uno en los hit parade de los Estados Unidos y se convirtió en la corporación negra más poderosa del país. Sin embargo, todo seguía cocinándose en Hitsville USA (La ciudad de los éxitos), una modesta casa de estuco en el 2.648 del bulevar West Grand, ahora convertida en atracción para turistas. En el piso de arriba vivía Gordy, en la planta baja estaban las oficinas y abajo, en el llamado ‘pozo de las serpientes’, los estudios, donde se curraba duro 24 horas al día. También allí mandaba Gordy: las canciones eran producidas y ecualizadas pensando en que sonaran potentes y claras en los transistores de los coches. La de Motown era la música para la primera generación de jóvenes motorizados del siglo XX.

El precepto para aquella factoría de éxitos era de obligado cumplimiento: KISS. Todos sabían el significado. No era precisamente la palabra en inglés para BESO, sino el acrónimo de Keep it simple, stupid (Hazlo fácil, estúpido). Nada de laberintos: al grano. Panderetas, palmas, un bajo que derribaba todas las inhibiciones, una estructura vocal inspirada en los gospel de llamada y respuesta y compás de cuatro por cuatro… Tan simple y estúpido como todo el buen pop. Irresistibles, de pegada inmediata, inolvidables tras la primera escucha. Con esa fórmula pusieron a bailar al mundo entero hace medio siglo. Algunos todavía no hemos dejado de seguir el ritmo. Con los pies y el corazón.

"What's going on" (Marvin Gaye, 1971)

"What's going on" (Marvin Gaye, 1971)

Varias masturbaciones para cantar con suavidad
What’s Goin’ On – Marvin Gaye, 1971

“El Sgt. Pepper negro”. “Sin una sola referencia sexual pero lleno de amor”. “El primer disco donde se pronuncia la palabra ecología”. “El alma de Coltrane haciendo soul”…

Comunión, compasión, espiritualidad. Rechazado durante meses por Barry Gordy (“¿qué clase de mierda es ésta?”), grabado a escondidas y a oscuras, con grandes cantidades de marihuana y con Gaye masturbándose varias veces antes de cada sesión para cantar con suavidad es el disco de una vida, un éxtasis y una cenagosa maldición.

El hombre que, con 32 años, compone, canta y produce estaba convencido de que el amor podía curarlo todo.

En 1984, un día antes de cumplir 45, su padre, pastor católico, le mató de dos balazos en el pecho. Le acusaba de llevar una vida licenciosa.

Michael Jackson baila por primera vez el 'moonwalk' (25 de marzo de 1983)

Michael Jackson baila por primera vez el 'moonwalk' (25 de marzo de 1983)

Paseo sobre la luna

Hace 25 años, en plena gloria y sin sombras penales pendiendo sobre su cabeza, Michael Jackson dio un golpe de cadera y, en el silencio más rítmico de todos los tiempos, se sacó de la manga el moonwalk, ese caminar retrocediendo que convirtió en signo de identidad (en realidad se lo había enseñado un coreógrafo callejero y se llamaba back slide).

Jacko lo estrenó en un show de televisión que celebraba el cuarto de siglo de Motown, el sello que le había lanzado lanzó a la fama en 1969, cuando tenía 9 años y era el solista de los Jackson 5, aquellos hermanos explotados con sordidez por sus padres como si de una franquicia se tratase.

Fue el último momento de exaltación del sello, que ahora se dedica al negocio de la nostalgia, ha optado por establecerse en Los Angeles y ya no está en manos del fundador Berry Gordy, sino del holding MCA.

[Esta pieza fue publicada el 6 de junio de 2008 por el diario 20 minutos. Aquí la puedes leer completa en PDF]

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4 Responses to Pestañas postizas, ritmo desnudo

  1. […] negra), la otrora capital de la trillonaria industria automovilística yanqui (y del soul dulce de Motown) se está muriendo. Un reportaje del fotógrafo Bruce Gilden, de la Agencia Magnum, retrata el […]

  2. […] Pestañas postizas, ritmo desnudo […]

  3. […] discográfico de soul de la historia, la alternativa rugiente a la blandenguería coetánea de Motown, cuyos artistas aprendían buenos modales en clases pagadas por la empresa, vestían como […]

  4. […] la época dorada del soul de Detroit, cuando de la factoría de Motown nacían canciones espléndidas con frecuencia diaria, era difícil asomar la cabeza si no eras un […]

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