La efímera residencia en la Tierra de Félix Francisco Casanova (1956-1976), a quien se ha llamado, con cierto apresuramiento ‘el Rimbaud canario’ -lo suyo tiene más que ver con el sonido alucinado de Canterbury-, quedó compensada con su precoz dedicación a la escritura. Sus editores recuperan ahora dos libros: una antología de cuarenta poemas («el dolor oculto / es el arma mejor montada», dice en uno; «ocurrimos como el pasar de hojas / en la noche», en otro) y un diario vivencial, más cuatro relatos, escrito en caligrafía de alumno de secundaria en un cuaderno cuadriculado Ancla. Si en la poesía Casanova optaba, en forma algo amanerada, por la mística de la condena; en sus notas íntimas rebota como un niño admirado en una cama elástica: de Cummings a King Crimson, de Hendrix a Hikmet…
YO HUBIERA O HUBIESE AMADO y ANTOLOGIA POETICA. Demipage / 116 y 84 páginas, respectivamente / 14 euros (cada uno)
[Esta reseña apareció en el número de diciembre de 2010 la revista Calle 20. El PDF, aquí]