(Muchas semanas, demasiadas, sin dejar aquí ni una sola palabra. En mi defensa, los malos tiempos, la tristeza y el proceso, largo y tedioso, de dejar el trabajo. Desde hace unas horas soy un parado, es decir, un hombre libre. No tengo miedo. Pego el correo que he enviado a toda la plantilla de mi empresa. Convierto los nombres en simples iniciales porque los nombres no importan, sólo vale el corazón)
Compañeros:
“Felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace”. Lo dijo un tipo tan pasado de moda como yo, Jean-Paul Sartre. Perdón por la petulancia de empezar con un entrecomillado, pero creo que todo lo que pueda decir lo habrá dicho otro y mejor.
De eso se trata, de felicidad, ese derecho fundamental que algunos quieren reducir a entelequia en este tiempo de piedra.
Es mi último día de trabajo en esta empresa. Me voy por voluntad más o menos propia (incluso cuando las decisiones que tomo son libres, dudo de que mi albedrío funcione sin ataduras). Me voy a seguir buscando la felicidad.
La notificación no merece ni un gramo de drama. En suma: casi cinco años en plantilla, dos antes como externo, peor salud de la que deseo a nadie, ni siquiera a quienes estigmatizan y hablan por hablar, y bastantes momentos de esa felicidad-felicidad de la que hablaba Sartre.
Necesarios agradecimientos:
A. E., por confiarme el mejor trabajo de mi carrera (no, no hablo de pluses de producción, hablo de iniciación personal): la serie “El tren de todos”, que cambió mi vida.
D. V. el diseñador más ‘periodista’ que he conocido en 27 años de profesión.
P. A., por saber hablar (todavía) de poesía.
R. R., por prestarme su portadilla para escribir sobre ‘porreros’ en la sección fija más grata de este tiempo, Veroírleer.
A mis compañeros de Calle 20 (A., P., M.), a quienes deseo una inmensa suerte personal y laboral.
Añoro a otros, pero ya no están.
Si se me permite una segunda –y última– petulancia, un recordatorio para todos. Esta vez tomo las palabras de un comunista suicida, Antonio Gramsci: “ejercer el pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad”.
Mi buzón: gonzalez.joseangel@gmail.com
Mi teléfono: (———)
Amor y luz:
jose ángel gonzález
Enhorabuena, chico libre.
por y para la más honda de las formas pronominales: nosotros
Dios (que no existe) bendiga a los tipos pasados de moda. Disfruta de tu libertad.
Gracias, Álex. Lo intentaré con todas mis fuerzas, sean las que sean.
Yo sé que esa libertad de la que hablas da miedo, entre otras cosas porque está la cuestión de dinero, que nos obliga a labores que no nos gustan porque lo necesitamos para andar aquí, y la de saber que tenemos que enfrentarnos a la deprimente tarea de buscar un sitio a donde irlo a ganar. Lo sé porque muy seguido odio mi labor y, muy seguido tambien, sueño con que me voy de ahí, aunque sea solo un momento pues el el fondo no sé a donde más ir.
Me voy a acordar de tí hoy a las 3 pm, cuando de nuevo vea el reloj y me parezca que camina dos pasos para adelante y uno para atrás. Me voy a acordar de tí a la hora que más tenga ganas de huir y no pueda. A esa hora no te puedo dejar comentarios, pero si puedo sentirme, más que en ningún otro momento, en la posición de decirte que estoy contigo, que tenemos que ir pa’lante.
Gracias, lejano amigo. Sé lo que sientes y sé como lo sientes. Es lanzarse al vacío, pero a veces conviene no quedarse asomado y dar el paso. Creo que para mí había llegado el momento.
here’s to you!
(making a toast w/ my cup o’ joe)
You were always there, I know.
Me alegro de que hayas vuelto al blog… y a la vida.