Bajo a la calle por primera vez después de los cuatro días de aislamiento y gripe.
Ahí están los pequeños detalles que sólo percibes cuando estás de regreso de la enfermedad, el jeroglífico cotidiano y personalizado.
En la acera, un pañuelo de papel sin usar, con los pliegues industriales todavía marcados.
En la pantalla del cajero automático, el acostumbrado saldo decreciente parece indicar un destino cabalístico.
En la pescadería, los anzuelos como modernas joyas…
El barrio, siempre. Agazapado en el centro de un país en el más pequeño de los continentes (creo que robo esta expresión de alguna de las lecturas confusas que motearon la enfermedad), en el más decadente, en el más pobre…
¿Síntomas?
1. La medicina pública del Reino Unido suministrará al populacho las técnicas new age de sanación que tan bien han sentado a Goldie Hawn y Meg Ryan.
2. Encuentran una nueva novela póstuma de Roberto Bolaño. Yoko Ono, no estás sola.
3. La ministra de Sanidad, Leire Pajín, se pone bravucona y nos anima a ser chivatos: «Cualquier ciudadano puede denunciar a quien esté incumpliendo la ley». No habla de denunciar a los especuladores, los maltratadores o los cínicos. Anima a poner en la picota a los grandes enemigos, los fumadores.
Cerca de mi casa hay una calle llamada Calvario. Acertaron.
Hombre Jose. Es que lo que digan Meg Ryan y Goldie Hawn va a misa.
Espero que ya estés curado del todo.