Paul Bowles murió en su cama en 1999 fumando incesantes cigarrillos de kif, refrescándose con vasos de té con menta y soñando que paseaba por las implacables callejuelas de Tánger, la ciudad en la que residió las cuatro quintas partes de su vida.
El 30 de diciembre se cumplieron cien años del nacimiento del escritor, compositor, traductor y musicólogo expatriado.
En España, país que conocía y amaba, nadie le ha recordado pese a la importancia capital de su obra («introdujo la literatura estadounidense en el mundo hip. La instaló en el crimen, las drogas, el incesto…, la orgía, el fin de la civilización», dijo de él el nunca delicado Norman Mailer) y su papel como anfitrión en Tánger de William S. Burroughs, Truman Capote, Gregory Corso, Allen Ginsberg, Gore Vidal y Tennessee Williams.
Bowles -más conocido, por desgracia, como autor de una novela (mal) adaptada al cine por Bernardo Bertolucci (El cielo protector, 1990)- fue un escritor apasionado por el lado torvo del mundo y la inocencia con que algunos occidentales se enfrentan a la tragedia cósmica de Oriente.
Escribía desde niño con la misma voluntad de inmersión en lo siniestro. Lo podemos comprobar en el cuento The Adventures of Bluey, que redactó a los nueve años y que ahora recupera el esencial blog Html Giant con la reproducción digital de la narración, publicada en 1945 por la revista surrealista View en el libro de narraciones cortas A Night With Jupiter, junto con relatos de, entre otros, Leonora Carrington.
El relato del niño Bowles es de gran complejidad: tiene forma enumerativa y está compuesto por 450 entradas, escritas en tercera persona, sobre la visita de Bluey Laber Dozlen a Wen Kroy (Nueva York escrito al revés).
En el cuento hay drogas, fijación por los lugares (lo contrario a la deriva existencial que ejerció Bowles durante su vida adulta), caos y una extraña plaga letal, el Horror Verde.
Una delicia oscura de un crío al que sus padres mantuvieron sometido a un enclaustramiento obligado hasta los 8 años. Paul estaba convencido de que era el único niño del mundo.