La artista Karen Green, viuda de David Foster Wallace, edita un libro de memorias, Bough Down, una elegía lírica gráfico-literaria al escritor suicida.
La revista Bomb adelanta algunos fragmentos. Son tan conmovedores como éste:
El hogar es donde tomo una pequeña porción de la espuma de la memoria; el hogar es una palabra astillada. Su almohada es un mapa manchado de sudor de un plan de fuga, también un mapa del abandono del amor querido. (¿Cuándolo dió todo por perdido, en qué inhalación?). El perdón puede significar retroactivamente el abandono de la almohada y el abandono de la fotografía de una persona con ojos curiosos, besándome los dedos de los pies junto a la piscina. Me pinto los dedos de los pies con color Gran Manzana Roja. No sé qué hacer con el choque de las uñas rojas sobre las baldosas blancas y limpias, excepto acostumbrarme. (Y cuando dió el paso, ¿hubo espacio para los sentimientos o palabras para los sentimientos?). Mientras me cepillo los dientes lo puedo ver en mi periferia en el otro lavabo. Su contorno en momentos de calma y picaduras. (Y cuando dió el paso, ¿fue el final o el principio del sufrimiento?). Dibujo su perfil, le obligo a cepillarse los dientes conmigo, escupe y se hace un lío. Podría amar a otro rostro, pero ¿por qué?
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