Vice juega a meter la cabeza en el horno

22/06/2013
Foto: Annabel Mehran / Vice

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Foto: Annabel Mehran / Vice

La revista Vice (18 ediciones en otros tantos países, 200 millones de dólares en valor de mercado) es la bibilia hipster y, sobre todo, un gran negocio. Algunos analistas de los medios online dicen que su canal de YouTube, con un millón de subscritores y creciendo, es una de las plataformas más rentables de la red.

Supuestamente loca, supuestamente ajena a prejuicios, supuestamente creativa, la publicación emplea la incorrección —ese campo de juego para quienes no son capaces de otra forma más imaginativa de irreverencia— como gancho: chanza contra negros y homosexuales, culto a las armas de fuego, sexualidad entendida como dinero de bolsillo…

La última travesura de Vice —que aparece en el número de 20013 dedicado a la ficción femenina— es la publicación del editorial de moda Last Words, donde el tema es el suicidio de escritoras famosas. Las modelos, como siempre, adolescentes de escaso tallaje, aparecen ante un horno, con una pistola en la boca, en un río, cortándose las venas, anudándose una horca al cuello, estrelladas contra el pavimento después de saltar de una ventana…

En los pies de cada foto se anotan los nombres de las escritoras homenajeadas (entre ellas Virginia Woolf, Iris Chang, Charlotte Perkins Gilman, Sylvia Plath y Elise Cowen), sus fechas de nacimiento y muerte y el método suicida por el que optaron. También, por supuesto, la revista deja constancia de los fabricantes de los vestidos, zapatos y complementos que llevan las modelos.

El escándalo subsiguiente y las acusaciones de promover el suicidio obligaron a Vice a retitar la pieza de la versión online. Los editores hicieron pública una declaración en la que se refieren al enfoque «anti convencional» del editorial y piden disculpas a los ofendidos o heridos por el contenido. El mensaje final que se puede leer entre las líneas en el stament es tan pomposo como podría esperarse: «es arte, idiotas, no entendéis nada».

No me asusta el contenido de la pieza, cobardemente sacada del medio por Vice, pero sí el endiosamiento hipster y la sacralización de un medio que entiende la grosería como valor, la piel como mecanismo revolucionario y la vieja fórmula del semen, la sangre y el vello púbico como forma expresiva.

Foto: Annabel Mehran / Vice

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