Numquam se minus otiosum esse, quam cum otiosus, nec minus solum, quam cum solus esset.
Leí la cita ayer y, pese a mi casi nulo conocimiento del latín, me atrapó su melodía.
Aparece en un best seller, Fría Venganza, que en inglés se titula Hardacse. Lo firma Dan Simmons, a quien algunos atribuyen cualidades de oráculo por Los Cantos de Hyperión, una epopeya de fantaciencia sobre el destino de la humanidad y el juego de dados de los dioses.
Fría Venganza es una cosita pulp con tipos duros, callejones, sangre, lenguaje llano, especialistas en deshollar piel humana con navajas-mariposa… Basura. A veces te calma los nervios la vulgaridad.
En medio de tanta mandanga se cuela la frase (por cierto, el ínclito Simmons se la atribuye a Séneca cuando es de Marco Tulio Cicerón).
Nunca estuve menos ocioso que cuando estuve ocioso y nunca menos solo que cuando estuve solo.
No entiendo lo que ha pasado en este país durante el último día y pico: el estado de alarma decretado por el Gobierno (lo más parecido a una Ley Marcial que se esconde entre los pliegues de nuestra Constitución) por el lío de los controladores aéreos y sus efectos sobre los vacacionistas que se iban a disfutar del puente festivo más largo del año (porque eso eran los afectados mayormente: personas de vacaciones).
El estado de alarma está recogido en el artículo 116 de la Constitución y desarrollado en una ley orgánica de 1981, que abre esta posibilidad ante terremotos, calamidades, inundaciones, incendios urbanos o accidentes de gran magnitud, epidemias, desabastecimiento de productos de primera necesidad y, como es este caso, paralización de servicios públicos para la comunidad.
Nunca antes, desde que Franco, para vergüenza de quienes no supimos como matarlo o, al menos, apartarlo del poder, murió en su cama, se había tomado una medida tan extrema y excepcional.
Hoy he visto en la televisión pública como una turbamulta de personas perseguía a un grupo de controladores con intención de lincharlos. «¡Mis vacaciones, mis vacaciones!», gritaba una joven como si hubiera sido enviada a Treblinka. Mientras, grababa a los trabajadores en huelga con una vídeo cámara (pronto estarán las imágenes en YouTube, supongo). A eso reducimos la respuesta: convertirla en e-respuesta, en virtualidad.
Mientras Francia se moviliza una vez tras otra (paralizando el país entero, no sólo los aeropuertos), este país no secunda una huelga general, tibia y tardía, pero huelga al menos.
El viernes, el Gobierno suprimió la ayuda de 426 euros al mes para los desempleados sin otro tipo de prestación. En España hay más 400.000 hogares donde no entra ni un céntimo y un millón de personas sin ayudas públicas. Ese sí es un escenario que merece un estado de alarma (las «calamidades» que cita el decreto).
Ahora andamos soliviantados porque nos fastidian el viajecito verbenero mientras los dioses juegan nuestro destino a los dados.
Quiero estar solo y lejos. Esto se parece cada día más a una mala novela pulp.
suscribo todas y cada una de las palabras, muy bueno
Gracias, Segun. Me temo que somos pocos. Es muy fácil caer en la trampa de echarle la culpa a tu vecino y no al verdadero culpable.