Las fotos tienen el marchamo de un solo artista: todas son en blanco y negro y muestran primeros planos de actrices capturadas mientras aparecen en un monitor de televisión. La emulsión es la misma, película instantánea Polaroid. También se puede deducir la fecha, que va de 1969 a 1972, y la intención estética común: sacar los retratos de contexto y mostrar los rostros de las mujeres en momentos congelados que pueden dar la impresión de reflejar estados de dolor, placer o reflexión.
El autor es un misterio, nadie sabe quién hizo las fotos, que se exponen del 11 de abril al 5 de junio en la galería Susanne Zander de Colonia (Alemania) como tercera parte de la serie Artist Unknown (Artista desconocido), dedicada a mostrar trabajos anónimos que incitan a la curiosidad, el interés y, en ocasiones—como en el caso del drag queen que se hacía llamar Martina Kubelk, que fue el protagonista del Artist Unknown #2—, la inquietud y el humor.
Las Polaroid de Artist Unknown #3 proceden de una colección encontrada en Nueva York en la primavera de 2010. Pese a que las fotos habían pasado por «numerosas manos», informan los galeristas, las fotos estaban intactas y el conjunto permanecía íntegro: unas 950 fotos. Los intentos por rastrear el origen de los retratos «resultaron infructuosos».
Las obras, como intentan los organizadores de la exposición, vuelven a poner en duda la idea de autoría, sobre todo en el difuso y abierto mundo del arte outsider, que no hace ninguna concesión hacia el público, la moda o el mercado, y es practicado por creadores sin formación que llevan la imaginación a extremos que las academias no tolerarían —en ocasiones se trata de pacientes de instituciones psiquiátricas y, en otras, de visionarios por vocación—. También demuestran que la condición de artista es tan discutible como los gustos del público o la crítica.
Las misteriosas Polaroid de Nueva York serían unánimente celebradas como obras de arte de alta calidad si viniesen acompañadas por el nombre de autores como, por ejemplo, Andy Warhol o David Hockney, dos artistas contemporáneos que han usado la cámara instantánea con similares o peores resultados que los conseguidos por este autor anónimo que expone en Alemania. Las fotos son insinuantes, repletas de misterio y sensualidad e intencionadas.
Los retratos, casi siempre desenfocados en mayor o menor grado porque el autor superaba el límite mínimo necesario para que la cámara captase la imagen con precisión, muestran primeros o primerísimos planos de actrices. Las más conocidas tal vez sean Ali McGraw, la protagonista de Love Story (1970); Linda Blair, la niña poseida de El exorcista (1973), y la acriz italiana Virna Lisi.
El autor de las fotos —o alguien que las tuvo en su poder— anotó a bolígrafo y con impersonales letras de caja alta los nombres de las retratadas en la parte inferior del marco blanco típico de las Polaroid. En algunas ocasiones añadió el título de la serie o película de la que procede la foto y otras veces las medidas de busto, cintura y caderas de las actrices.
En las 950 fotos no hay un solo hombre y en casi ninguna aparece el marco del aparato de televisión, una de las características más llamativas de la colección, confeccionada como queriendo aislar los rostros de las actrices, extraerlos de su fuente original y concederles otro significado o valor, quizá el de la sensualidad que desprenden la mayoría de las imágenes. Los galeristas apuntan que hay una gran cantidad de retratos que proceden de películas de ciencia ficción de serie b.
Otra característica que llama la atención es la alta capacidad del fotógrafo para elegir el momento del disparo, ya que no es probable, dado el momento en que las fotos fueron realizadas, que el autor dispusiese de la capacidad de congelar un fotograma, una posibilidad que llegó mucho más tarde, con la popularización de los lectores domésticos de vídeo. Todo parece indicar que las Polaroid fueron realizadas en directo mientras las series o películas eran emitidas por algún canal de televisión.
El Artist Unknown #2 de la misma galería fue William Crawford, un dibujante de temática erótica cuya obra, probablemente realizada entre los años setenta y noventa, fue descubierta en una casa abandonada de Oakland (EE UU).