Música de huesos

02/03/2010

Fotografía. Acaso «un cuadro pintado por el sol sin reglas artísticas», como opinaba Ambrose Bierce. O «un secreto sobre un secreto», según Diane Arbus.

Tiempo de desproporcionada abundancia. Con la universalización de la foto-chip digital cualquiera es un fotógrafo. Algunos cínicos se atreven a afirmar que sólo son necesarios un dedo y un ojo. No les falta razón.

Hay demasiadas fotos y demasiadas personas haciéndolas. Demasiados dedos, demasiados ojos, demasiada piel, escasa médula…

Poca, muy poca, trascendencia y casi ningún secreto revelado. La foto como confesión (aquella que Paul Strand anteponía a la foto como documento) está en desuso.

Pocos se atreven a desnudarse ante la cámara y, porque la revelación es una carretera de doble sentido, tampoco detrás de ella.

No soy fotógrafo.Ojalá pudiera declarar con alguna certeza que soy humano.

Me siento encadenado medularmente a mis semejantes por la piel, la angustia y la enfermedad. Quizá porque yo también las padezco, necesito retratarlas, abrazar la banda sonora del mundo, siempre una música de huesos.

Nací hace demasiados años en una esquina del finisterrae europeo, en el lugar donde, según dicen, acaban todos los caminos.

Crecí en Caracas, una ciudad que huele a fruta podrida.

Esa es mi herencia: el océano Atlántico y el mar Caribe. De ambos retuve la creencia de que somos animales de agua y debemos aceptar que la deriva es el único destino posible, acaso la única categórica verdad.

Hago fotos porque -por vagancia, por tontuna, por enfermedad- dejé de escribir. Las fotos son, siempre, una forma atávica y menor de la escritura.

Soy un aficionado y descreo de mi arte fotográfica. Las fotos nunca laten, las fotos nunca huelen, nunca resuenan. Las fotos son palabras nunca escritas.

Expondré algunas desde este viernes en una galería de Barcelona.

El título de la pequeña muestra, Música de huesos, responde, como señalo en el texto justificativo de arriba, a mi creencia de que las fotos deben contener al fotógrafo y al fotografiado, como si ambos bailasen una danza morturia.

Están ustedes invitados.

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3 Responses to Música de huesos

  1. con el viento en las velas on 02/03/2010 at 19:38

    Eres honesto, y corren malos tiempos para los que miran cara a cara, sin imposturas.
    Mucha suerte, Jose. Y además pásalo bien, que seguro que os reunís un montón de amigos.

  2. bichito on 02/03/2010 at 21:18

    Gracias, David. Las fotos que llevo no son las que me gustaría exponer ahora, pero las tenía impresas y montadas desde hace casi dos años y ésta es una buena oportunidad para intentar recuperar lo invertido.

    Nos reuniremos unos cuantos flickeros, sí. Gente amable y muchísimo mejor como fotógrafos que yo. Te contaré.

  3. […] Repito un obituario que redacté hace años: […]

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