The moon stood still on blueberry hill
And lingered until my dreams came true
«Blueberry Hill»
Elegía de los tiempos: el primer ministro de Rusia, Vladímir Putin, tocal el piano (fatal) y canta (casi peor) Blueberry Hill en el estadio de San Petesburgo.
Le apluden y corean, entre otros muchos, los ídolos de masas Kevin Costner, Gerard Depardieu, Mickey Rourke, Sharon Stone, Kurt Russell, Vincent Cassel, Monica Belucci, Ornella Muti, Goldie Hawn…
La orquesta que acompaña al jerarca es la del jazzman Maceo Parker, adorado por todo Occidente como padre del funk.
Buena gente: recaudan dinero para los niños con cáncer.
Al término de la velada, cuentan las crónicas, una escena digna del mejor hardboiled: Putin toma del brazo a Sharon Stone y cantan, junto con otros participantes, un tema sobre astronautas, muy popular en la época soviética. El paleofuturo está en alza.
Sucedió este fin de semana.
Al mismo tiempo, en Moscú una turbamulta de jóvenes extremistas-nacionalistas gritaba «¡matar, matar, matar!» y «¡Rusia para los rusos!». Ante la pasividad policial, terminaron por linchar a un hombre de aspecto centroasiático, al que mataron a patadas y cuchilladas.
El títere del crooner Putin, el presidente Dimitri Medvedev, que, como toda buena persona, tiene Twitter, escribió: «Todo está bajo control en el país».
Todavía no está aclarada la matanza de doce personas, ocho adultos y cuatro niños, que fueron asesinados hace un mes en Kushchevskaya, en la región de Krasnoyar. El Gobierno ha optado por una versión a la mexicana: «enfrentamiento entre clanes de delicuentes».
Scorsese debería preparar un guión.
post script: como siempre, mi novia ha dado en el clavo: «Si yo fuera niño me gustaría morirme de cáncer»
Una mezcla de Vacaciones en el mar y Apocalypse now.