Uno de los refranes de Armenia, el país caucásico que está en negociaciones desde 2011 para entrar en la Unión Europea, sostiene: «Una mujer es como una alfombra. Cuanto más la golpeas, más suave«. El dicho es de aplicación frecuente: más del 69% de las mujeres del país sufren a lo largo de su vida agresiones de maridos, padres o familiares cercanos, según un informe sobre la violencia doméstica del United Human Rights Council.
Diez mujeres del país se han atrevido a realizar un movimiento pionero en la historia de Armenia: agruparse en el primer grupo organizado de fotógrafas del que se tienen noticias. Montan una exposición colectiva con un título que no necesita explicaciones: mOTHER Armenia, que juega con las palabras inglesas mother, madre, y other, otra, y contiene las ideas del país como seno materno y también como espacio del que aún queda mucho por revelar.
Las fotógrafas, agrupadas en el colectivo 4+ Documentary Photography y apoyadas por la Open Society Foundations, expondrán imágenes sobre las mujeres armenias del 3 de julio al 17 de agosto en el Armenian Center for Contemporary Experimental Art de la capital del país, Ereván. Es la primera vez que las mujeres reporteras o documentalistas dan un paso al frente en un país donde el paternalismo en casi un dogma y se exhiben las sábanas ensangrentadas de los lechos nupciales a la mañana siguiente de las bodas como prueba pública de la virginidad de las novias.
«Las mujeres en Armenia todavía luchan por acceder a una carrera, porque se espera que sean madres y amas de casa a tiempo completo. Estas diez documentalistas han roto las reglas y encontrado la forma de cimentar sus carreras y crear poderosos cuerpos de trabajo», dice la coordinadora de la muestra, la fotógrafa búlgara Svetlana Bachevanova, que se considera «privilegiada» por haber sido seleccionada como curator y «entrado en el mundo de estas mujeres, madres, profesionales y activistas sociales».
Las imágenes de mOTHER Armenia muestran con cruda franqueza la violencia doméstica, algo inusitado en un país donde los ataques a mujeres dentro de las fronteras familiares son considerados, incluso por la Policía y los tribunales, como un «asunto privado» en el que nadie tiene el derecho a inmiscuirse, según denuncia la sección armenia del Women’s Rights Center. Una de las fotógrafas, Anahit Hayrapetyan, retrata el dramático funeral de una joven y anota en la descripción de la foto: «La familia del marido asegura que se suicidó, pero las marcas de dedos que tiene en el cuello hablan por sí mismas».
Otras reporteras se enfrentan con temas igualmente oscuros. Nazik Armenakian trabaja desde 2010 en una serie sobre transexuales en Armenia, un país que en 2008 rubricó los tratados internacionales que garantizan el respeto por la identidad sexual, pero donde las agresiones, burlas y discriminaciones son diarias. En 2012 hubo un ataque con un artefacto incendiario contra un club y piquetes de extrema derecha intentaron romper una marcha organizada por PINK Armenia, el único grupo de personas LGBT del país.
Armenia tiene 3.200.000 habitantes, la mitad de los cuales son mujeres. El país, donde la pobreza es endémica en algunas zonas, sufrió con especial intensidad la crisis económica, con un desplome del PIB que llegó a ser del 14,2% en 2009. Amnistía Internacional publicó en 2008 el informeNo hay orgullo en el silencio: violencia doméstica y sexual contra las mujeres en Armenia, en el que calificaba como «generalizados» los ataques contra mujeres y concluía que «es difícil denunciar la violencia familiar porque ni está tipificada como delito en la legislación ni existe una condena inequívoca de esta práctica».