Cuarteto concéntrico

20/09/2009

Hoy, hora presente:

1
Aeropuerto Schiphol (Amsterdam-Holanda). El policía de Aduanas Marius Franks utiliza por primera vez el sistema de identificación de pasajeros mediante el análisis del iris. Le han instruido: hay 260 características individuales en el anillo de color que rodea el ojo. Ninguna de ellas cambia a lo largo de la vida.

Frente al visor está Aminah Samir, 19 años, argelina. El iris de Aminah murmura a Marius:

Tú eres la profunda medianoche, un cielo en el que ningún dios florece.

El agente holandés soñará con la muchacha todas las noches del resto de su vida.

En la hora de la muerte, Marius dirá a una enfermera hastiada de moribundos:

Ya se ha ido el oro de los días.

2
Habitación de un edificio crepuscular en Chacao (Caracas-Venezuela). El niño suda, al borde de la agonía, ante el extravagante vacío púrpura del espejo de pared.

Se llama J.A., tiene 13 años y ojeras de trasnochar llenando de palabras el cuaderno. Ahora escucha de nuevo el disco, la canción es como una guadaña. Cada vez que suena, corta una extremidad en su imagen. Ya no tiene piernas. Está a punto de perder también los brazos.

Durante los años que vendrán, J.A. jamás será capaz de mirarse en los espejos. Siente que un aire de incienso ha anesteasiado su imagen.

El rock and roll mutila de esa manera: dejando quebradas alas en la espalda.

3
Centro Espacial Johnson (Houston-EE.UU.). El doctor Francis A. Cucinotta comprueba los primeros datos enviados por la sonda Mars Odyssey sobre el bombardeo de rayos cósmicos en la superficie de Marte.

Sobre la gran pantalla fosfórica, el espectómetro caligrafía signos que parecen cándidos girasoles en un plantío.

A Cuccinotta, bata blanca sobre un pecho desmenuzado por el miedo a los relojes, le importa un bledo la maniobra de aerofrenado, el surf estelar de la nave sobre la atmósfera de brea del planeta rojo.

Cuccinotta recuerda el olor a pan del regazo de la abuela Carla cuando le cantaba una tarantela para que conciliase un sueño sin monstruos:

Una chitarra suona nella notte
cantando va dicendo
amore amore
la porta non si apre del balcone
un cuore sta morendo
per una donna.

4
Dormitorio de una vivienda sin carencias de Madrid-España. H se cuelga la guitarra como vistiéndose de novia. El mundo se hace esquina y ángulo, máscara de pájaro nocturno, silencio de Viernes Santo.

En el hombro débil de H punza un blues, porque las guitarras eléctricas pesan lo suyo cuando están cargadas de rejas. Ella piensa en jacintos, en miel y leche. Un espanto rosado se instala en su iris de muchacha con pasaporte marciano.

El rock and roll surfea de esa manera: desplegando carámbanos…

Tarantelas en la rebanada de pan del tiempo.

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