Carta al otoño

14/12/2016

autumn-6x6ok

Olvidado,

Me encargan la muy levantina tarea de escribir una carta abierta sobre tu otredad. Las hojas no han empezado a caer hasta anteayer; las aves no buscan el turismo migratorio; no advierten en los jóvenes propensión al suicidio. El clima cambia, no hacen falta más que los cinco sentidos para saberlo, y ya no eres preludio para el horror único de la invernía, el llanto de ramajes secos, los cuentos frente a las brasas…

Marilyn prefería el “rojo del otoño”; Camus te llamaba “segunda y gris primavera”; el tristísimo poeta Trakl buscaba “hundir la cabeza en la niebla”; seducías a Rilke porque te experimentaba como un “preludio de la tumba”; Bradbury aconsejaba ejercer los “pensamientos otoñales que parecen paseos bajo la lluvia”; “lo que perdemos en flores lo ganamos en frutas”, aseguraba, complacido otoñista, Samuel Butler…

Todos serían ahora mentirosos o lunáticos. Ya eres una estación de sandalias, una avanzadilla mora, un anuncio del desierto que viene, un trastorno estacional sin bautizar, una partitura carente de diapasón, una materia para los dioramas frígidos del Museo de Historia Natural. No tengo demasiado que contarte, estación en recesión. Te sigo sintiendo, porque mi calendario, gracias a la fiebre espesa de la tristeza que preservamos todos los nacidos en Compostela, está en el alma. ¿Una prueba de que sigues existiendo para mí pese a lo que digan los termómetros? Transcribo un dialogo otoñal y autobiográfico:

— No creo que pueda descansar.
— ¿Por qué?
— Porque estoy demasiado cansado.
— ¿Demasiado cansado para descansar?.
— Sí, creo que es eso.
— Ya estamos… Tú y tus máximas.
— ¿Qué quieres decir?
— Que a veces pareces un calendario.
— No es una máxima, es como me siento…
— Pero podrías intentarlo, ¿no?
— ¿Descansar o no parecer un calendario?
— Es imposible ayudarte con ese cinismo.
— Quizá puedas invitarme a una cerveza.
— ¿Eso es todo?, ¿una cerveza?
— ¿Quieres ayudarme con todo lo demás?
— Me gustaría intentarlo.
— ¿Cómo quieres empezar?
— Pensé que tú me dirías cómo.

No todos son tan coherentes contigo, embriagador licor de nostalgia. Si, como sostiene mi perverso favorito, Thomas Ligotti, “toda actividad humana es una excusa para matar el tiempo”, lo hemos conseguido: hemos eliminado tus 89 días y 19 horas. Pero hay motivos para dejar de quejarse, incluso cuando estamos de epitafio: el aumento de dióxido de carbono que segregamos como raza hace que las hojas secas tengan más cromatismo, dicen los científicos. El nuevo otoño será sangriento o no será.

Adiós, papá.

[Escrito para 20 minutosPDF]

Tags: , , , , , , , , , ,

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Fotos (digital)

Fotos (digital)

archivo de mi fotografía digital

Fotos (film)

archivo de mis fotos analógicas

mi libro de no ficción

mi libro de no ficción

Bendita locura. La tormentosa epopeya de Brian Wilson y Los Beach Boys

mi fotolibro

De Jose Angel Gonzalez

hot parade

fotos de autores a los que admiro

posts recientes

archivo



reportajes


Follow

Get every new post on this blog delivered to your Inbox.

Join other followers: