Hace unos años, cuando tenía contrato íntimo con la fotografía, hice un vídeo con mis imágenes, seguramente también condenado a estas alturas a la criogenia por el inapelable juicio del tiempo. Creía merecer, con inocencia, ser llamado fotógrafo.
No dudé entonces que la música debía ser Love Cry, de Four Tet (Kieran Hebden): circular, pulsante, atrevida, adjetivos que tuve la temeredidad de considerar míos.
Ahora me entero de que uno de los heterónimos de Four Tet es Burial, el genio tras Kindred.
Es bueno saber que dos de mis mediadores son la misma persona.