Colegio de Fomento Altozano – Alicante
Se ha montado la pertinente escandalera por la difusión de las fotos de unos agentes de la Unidad de Prevención y Reacción de la Policía —conocidos popularmente como antidisturbios y, por sus actos, como esbirros del poder— enseñando material de coacción y ataque a unos escolares en un colegio de Alicante.
El cacareo social indignado me parece lógico: nada más amenazador que ver a chiquillos de la primera infancia frente a un mamporrero que luce sus instrumentos de dominación.
Las noticias no revelan si los profesores del centro —cuyo equipo directivo, entiendo, fue el responsable de cursar la invitación a tan constructiva delegación— explicaron luego a los escolares que esa bolita que sostiene el chulapón de la foto es disparada, a la altura de la cara, buscando vaciar cuencas oculares, contra manifestantes que piden un sistema decente y el fin de la política entendida como cosa nostra.
¿Dónde está la responsabilidad docente? Y la asociación de padres, ¿tuvo algo que ver?
Ya puestos a ponernos delicados con la educación que reciben los niños y jóvenes en los colegios e institutos españoles, pongamos el mismo empeño en criticar las visitas a los centros para dar charletas de empresarios de medio pelo, banqueros estafadores, artistas pesebristas, políticuchos, sindicalistas, sermoneadores de las ventajas del nacionalismo excluyente… El agente de la pelota de goma no es el primer indeseable que va a un colegio.
Y, un paso más allá, pidamos lo imposible: pongamos en duda los contenidos educativos. Las novelas de Pérez Reverta vendidas al alumnado como materia dorada, los planes de estudio dictados con mentalidades dieciochescas, la manipulación que ejercen las comunidades autónomas para reescribir la historia y, sobre todo, el proverbial panzismo de buena parte de los docentes, esos que se han radicalizado y han salido a la calle cuando les han tocado las nóminas tras décadas sin otro afán que acumular trienios.
El disturbio no es (solamente) el antidisturbios. La maldad no es una bola de goma, es el maldito sistema educativo.
