60

28/02/2015
A-B

A-B

En ningún sitio, amada mía, habrá mundo sino en el interior
Rilke

CARA A

Oldtimer, una buena palabra, un compinche de juegos necios pero menos necios que los juegos de moda, mis viejos juegos anegados, ánforas de un entierro submarino, elegantes como días de antaño, cuando las botas me conducían a casa, a cualquier lugar donde sobraran música, libros y drogas, una residencia posible siempre que dispusieras del número fiscal de los benditos con estrellas poblando el pelo y ni una gota de maquillaje, nunca, jamás sometido a dictados ni maestros, sin profetas, sin creencias, sin certeza alguna excepto aquello que tengo, escaso en una relación numérica pero con una infinitud de siglos: las manos que me sostienen, las presencias constantes, el “galope del grano de arena”, como decía Celan, de vivos y muertos, la galería de los ruidos, el sabor de un café, la doblez diaria, extendida, presente, pasada y futura, el columpio en que nos mecemos, el imprevisto asombro de seguir leyendo y subdividirme cada vez, el regreso diario al blues, siempre viejo y siempre radiante, las catedrales que me restan por ver, los vuelos matemáticos de las urracas en nuestro patio, mi corazón alzado hacia tus labios nuevos, siempre yendo, nunca de vuelta, todavía no.

La aventura de todos los años,
la aventura de lo cotidiano,
pero no de la ociosidad,
no es la aventura del (por activo que sea) tiempo libre
Peter Handke

CARA B

La bocanada de los 60 años que cumplo hoy me asaltó, como un virus de retroactiva ferocidad, hace meses. Fue un contagio difuso, engañoso, un ataque prolongado. Un día sientes que las articulaciones son hijas del hielo. Al siguiente deseas hablar con alguien de tu generación y solo encuentras tres posibles interlocutores en los archivadores de la memoria, pero no te parece de justicia practicar la repentina aparición después de décadas siendo un fantasma errabundo. Un poco después empiezas a sentirte oxidado, tan frío como el paisaje esférico reflejado en los ojos del ganado.

Nunca pensé en este momento, el 60º aniversario de mi llegada al mundo en un mediodía del último día de febrero de 1955 en una ciudad señalada por las estrellas —»campus stellae«, aclaré hace unos días a un contable alemán, como residiendo en una nota de los diarios de Kafka—. Nunca pensé en alcanzarlo, lo envolví con cinta opaca y lo guardé en el trastero. Cuando era chico logré imaginarme a los 20. Cuando tuve 20 creí que el mundo era un lugar de gloria y muerte y aceptaba ambos valores con la misma naturalidad. Cuando fueron 40 dejé de pensar en términos cronológicos. Ahora sé que todos mis movimientos fueron meros intentos de driblar algo inevitable, la tinta de los calendarios, la brasa de las aceras de todas las ciudades que he pisado.

Siento cada uno de los 60 años que cumplo. Si me pidieran un titular esa sería la propuesta. Tengo otra opción: “Sin temor, hice un minucioso inventario moral de mí mismo”, pero está ocupada. Es uno de los doce pasos de Alcohólicos Anónimos.

Sentir no conlleva recordar, puedo asegurarlo. En ocasiones pienso que viajo en un tren de trayecto caprichoso , que figuras con mi aspecto han ido bajando del convoy a lo largo de las paradas y se han ido para siempre, inalcanzables, llevando una parte de mi memoria consigo. Si así fuera, me pregunto si esos golem han sido selectivos al elegir o han mordido con capricho indiscrimado en el pasado para deglutir y expeler una masa informe cuya interpretación no es posible.

Sesenta años, seis décadas, 21.900 días, 525.600 horas… Anotado así, en el dialecto de la reducción numérica, no parece tan largo el derrotero. A veces creo que me han caído encima 526.000 bendiciones, a veces creo que son una cuenta atrás de escalones hacia el cadalso o, si me dejarán elegir destino final, hacia el valle de Katmandú la roja, donde desearía la cremación cuando el momento sea dado.

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2 Responses to 60

  1. H on 28/02/2015 at 11:21

    Feliz cumpleaños, J.A. Déjame ser hoy una de las hurracas, la que robe para ti pequeños objetos brillantes.

    • j.a.g. on 28/02/2015 at 11:25

      Rilke ya ha contestado por mí

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