Un artículo de Fernando Savater en el diario de hoy acompaña mi desayuno. Nada de glucosa para el café. Habla de la más bellaca de las humillaciones, aquella «a la que nada resiste y que derrota cualquier rebeldía por medio del ridículo». La humillación de envejecer, escondida tras el «biombo eufemístico» de la absurda expresión ‘tercera edad’.
Me ayudó a recordar a Jean Améry, vienés y filósofo, torturado por la Gestapo e internado en el campo de concentración de Gurs, del que se fugó para unirse a la resistencia anti nazi belga. Fue detenido de nuevo en 1943 y enviado a Auschwiz, Buchenwald y Bergen-Belsen.
Améry, considerado indigesto por el canon filosófico postmoderno, no admite la reconciliación.
«No me angustia ni el ser ni la nada ni dios ni la ausencia de dios, sólo la sociedad: pues ella, y sólo ella, me ha infligido el desequilibrio existencial al que intento oponer un porte erguido. Ella y sólo ella me ha robado la confianza en el mundo. La angustia metafísica es una preocupación elegante de alto estanding», dice en Más allá de la culpa y la expiación (1964).
Su libro más bello, sin embargo, le muestra tierno, tocado por la belleza amarga de la senectud. Se titula Revuelta y resignación. Acerca del envejecer y reflexiona sobre el «vivir con el morir» de los ancianos, la consternación ante el espejo que devuelve la imagen de una «cosa increible» a la cual los viejos siguen llamando rostro, aún sin entender que ya no es rostro sino anuncio de mortaja, «negación evidente de nosotros mismos».
El cuerpo que no se comprende, las manos manchadas por las pecas beis de los años, la flaccidez de la piel, el paso turbado, la respiración corta, el alejamiento del «sentimiento del paisaje»…
«El ser humano que envejece, cuyas realizaciones ya han sido contabilizadas y sopesadas, está condenado. Ha perdido, aunque haya ganado». A esto se limita todo.
Améry, no podía ser de otro modo, se suicidó (en 1978, en la insulsa Salzburgo). Eligió una dulce y vieja opción: pastillas para dormir.
«…sólo la sociedad». Creo que ese temor es el único verdadero.
No conocía a Améry, a la lista…
días hace que escucho en R3 una cita, que creo, es de Gloria Fuertes que dice » Aprendemos a vivir cuando estamos a punto de morir, ¡Qué putada!
Hay mucho jodido por este mundo, cuando bien de simple és, en mi humilde opinión, plantar berzas, puerros, patata… cuando toca y morir de la manera más digna y simple que se pueda. Lo siento, no le veo épica