Elvis está muerto, enterrado en mi garganta inflamada de eclipse..
Está muerto, destripado por sus emuladores, aplastado por un camión con llantas de alambre.
Elvis dijo: “Tengo miedo de apagarme de la misma forma en que me encendí”. En 1956, un siglo antes de Kurt.
Bien muerto, su cuerpo es una foto, un beso de puntas de lengua, un flash que, zas, ya pasó.
Cuando a Elvis le pidieron que se definiera a sí mismo, se negó. “¿Por qué?”, insistió el periodista. “Porque me asusta”. En 1956, muchas noches antes de Kurt.
Elvis está muerto. Vi el cadáver, hinchado como un odre, en el Hotel de los Corazones Solitarios. Los forenses no paraban de reír.
Elvis está muerto. El coche fúnebre era un tren.
Elvis era perfecto: guapo, inocente, víctima. Las víctimas son los muertos.