¿Cuál es la sensibilidad que domina en el siglo XXI en los denudos fotográficos? ¿Ha sustituido la irreverencia al glamour o el fetichismo voyeur de los maestros del XX, que a su vez reinterpretaron la candidez naturalista de los pioneros del XIX? ¿Vivimos un tiempo de desnudos low art, de un postomodernismo de baja intensidad según la dialéctica de Andy Warhol, donde el artista es la estrella y la obra importa poco o casi nada?.
«¿Es el cuerpo desvestido todavía el cuerpo deseado?», se preguntan desde la exposición Under My Skin (Bajo mi piel), una colectiva que reúne en Nueva York —Flowers Gallery, del 20 de junio al 27 de julio— a casi una treintena de artistas contemporáneos a quienes interesa el debate sobre cómo es revelado el cuerpo humano en la fotografía de ahora.
La muestra tiene una curator de excepción, la fotógrafa brasileña Mona Kuhn (1969), que saltó a la fama por su serie Native (2009), donde, curiosamente, exploró el desnudo a la manera de los clásicos: con elegancia, sin retoques, sirviéndose de modelos aficionados y siempre con anhelos trascendentes, como si tras el desnudo yaciese una revelación de alcance metafísico.
La exposición colectiva es una «búsqueda antropológica de quiénes somos, cómo nos definimos o representamos y cómo nos vemos». Los fotógrafos seleccionados por Kuhn –entre los que está ella misma— son casi todos jóvenes y optan por la opción postmoderna: reinterpretar el cuerpo y buscar nuevas formas, algunas puramente motivadas por el deseo de que sean chocantes, para regresar a uno de los subgéneros con más tradición del arte fotográfico.
Entre los trabajos que se exponen en Under My Skin los menos arrebatados por el sarcasmo o la incontinente son las de David Dawson, que fue modelo y ayudante del pintor Lucien Freud durante veinte años e hizo conmovedoras fotos del gran artista en momentos de íntima entrega. En el otro extremo están la australiana Polly Borland, efectista y extrema, o Bill Sullivan, que se autorretrata desnuda a través de la pantalla de un ordenador.
También hay fotos de, entre otros, el chino Shen Wei, que utiliza su cuerpo como medio de comunicación en performances; el coreano Kim Joon, que se vale de la manipulación digital para crear fisonomías imposibles; la estadounidense Mariah Robertson, que también opta por el manipulado, pero con técnicas de cuerto obscuro; Collier Schorr, también de los EE UU, que acude al collage para crear mundos de fantasía siempre habitados por adolescentes, y piezas de la serie Close Contact, en las que Jenny Saville y Glen Luchford hicieron desnudos con una máquina de fotocopias.