Un óxido será la muerte, un corazón abierto, una pupila amarga, una cadera rota.
Sabe la muerte que siempre hay un Pilatos para cada Jesús.
Un río de sueños surcará la muerte, un río velado como una eucaristía.
Canciones sobre amores de ataúd encarnará la muerte, canciones sobre circos tristes, niñas asesinadas, brazos abiertos…
Pupilas de éxtasis traerá la muerte, entrañas de odio, uñas de venganza, caderas de verdugo…
“La belleza está en los márgenes de la vida”, proclamará la muerte mientras invoca un rosario de sangre coagulada.
En tus ventanales clavará la muerte una consigna: Lumen Christi.
Código secreto cantará la muerte, perlas negras, quebranto y saudade. Lo demás, sabe la muerte, todo ese pop en los templos, es basura, mercancía, mundanidad.
Como criatura del dolor y la fe, la muerte te admite, porque el trovador es predicador y la inspiración es posesión.
Poco le importan a la muerte tus lecturas y disparates de esnob.
Porque sabe la muerte que los almacenes, como las cámaras de gas, jamás cierran, ordenará: “¡En vez de cintura, cordel. En vez de vestido, saco. En vez de hermosura, vergüenza!”.
Preguntará la muerte: “¿A quién te igualas en esta celebración de la fertilidad, tú, estéril?”.
Sombra es la muerte, porque el sol es tan oscuro y silencioso como la luna.
Tocará la muerte la puerta del corazón. Como tantos.
Vendrá la muerte con nudillos en carne viva. Como tan pocos.
«Como criatura del dolor y la fe, la muerte te admite, porque el trovador es predicador y la inspiración es posesión.»
Este texto es sublime y de gran calidad josé. Volveré para leerlo.