Una muchacha tunecina permanece de pie ante un castigado local de adobe identificado mediante un humilde rótulo como «club informático». La chica, una hija de nuestro tiempo—pantalones pitillo, zapatillas deportivas, cazadora—, tiene un ordenador portátil en la mano. La luminosidad de la pantalla, todavía más potente dado que se trata de una escena nocturna,...
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