La frontera es la dermis, la única línea que no admite bandera ni invasión, la piel. Tres semanas en España —que ahora, diez días después de regresar, son lacerantes por la desemejanza con este lugar recio en el sentido más boxístico—. Fueron un retorno a la patria: lacónica en la caliza sanguínea de Castilla,...
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