Me gusta perderme en las grietas de las fotos anónimas. Son imágenes, como sostiene en una afortunada expresión el historiador Robert Flynn Johnson, situadas en un «espléndido aislamiento» al que de ningún modo podemos acceder. Acaso sea ese carácter inasible lo que me conquista. En otro de mis merodeos por el mercado de los libros...
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