Caroline Annandale y el fotógrafo Guillaume Simoneau acababan de conocerse y estaban enamorados. El beso volante, uno de los códigos universales del cariño, no es la más sólida de las pruebas. Hay señales más claras: por parte de ella, el ofrecimiento de los ojos cerrados, la amplitud del cuello, las manos enlazadas en torno...
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