Se llamaba Emmett Grogan y me parece oportuno recordarle hoy, en víspera de la Navidad, cuando, según nos dicen los escritos, la Palabra se hace carne y pone su morada entre nosotros. Grogan dominaba la Palabra. Había sido un niño travieso, casi un delincuente, cuando las calles de Brooklyn eran nación de los desnudos....
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