
Antes de venir a San Francisco tenía un sueño: caminar por la senda que había transitado Emmett Grogan. Era un ilusión inocente que se concretaría, pensaba, en buscar sus huellas, acaso el eco de algunas de las muchas palabras que pronunció y escupió con indisimulada rabia, retratar la silueta que dejó en algunos rincones...
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