Mi padre coleccionaba sellos de Correos. Los domingos, en otro país, nos levantábamos cuando aún era noche, bebíamos café muy aguado, comíamos una torta de maíz e íbamos en el Ford a visitar a otros filatélicos. Buscábamos el Bolivar Negro, una curiosidad de gran valor impresa en 1900. Yo me encargaba de los catálogos,...
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