Otras ánimas, esta vez en medio formato y tomadas por la Holga.
Había varias personas haciendo fotos de la humareda que emergía de la alcantarilla y abrazaba sensualmentre a los viandantes contra la crudeza de la luz solar. El spot era demasiado tentador.
Dos de ellos eran muy pro —mochilas espaciales, lentes para bolsillos bien alcolchados, Mark III et all—. Cuando saqué la Holga de mi bolsito para cargarla sonrieron, perdonándome le vida.
Hay por ahí cada día más reporteros con Instagram, esa aberración corporativista. Me gusta jugar a ser reportero con mi cámara de juguete.