Recortes aquejados por una necrosis, teñidos de mercurio y cadmio, fijados con pegamento industrial a una mirada-escalofrío, parcial, pupila caprichosa, jadeo de tragaluz, herida sin vendas…
Dejé la escritura, toda la culpa es mía, en una estación que han cerrado. El regreso es imposible. Sólo me queda un habla recortada, adornada por silenciosas alamedas.